Ricardo Moreno tiene claro quién le transmitió el VIH. Sentado en un sillón con tela de flores verdes y vestido con una camiseta blanca y ajustada, agita su brazo derecho sin parar mientras lo recuerda. Tenía 13 años y, debido a problemas familiares, se quedó en la calle en su ciudad natal de San Cristóbal, en Venezuela. Cuenta que un hombre de 56 años lo recogió. Le dio comida, un hogar, estabilidad. “Como nunca conocí a mi padre, yo lo veía a él como un papá”, dice Moreno. Sin embargo, el sentimiento no era recíproco. “Para que usted esté aquí, necesita estar conmigo”, le exigía el hombre al adolescente. “Él fue quien me contagió el virus”.
Moreno cuenta esta historia desgarradora 19 años después de los hechos, en una casa de acogida en Bogotá. Llegó hace pocas semanas desde Perú con su novio, Orlando Campero, quien también tiene VIH. Según el Ministerio de Salud, son dos de los hasta 20.000 migrantes venezolanos seropositivos que viven en Colombia. Aproximadamente el 0.9% de los casi 3 millones de venezolanos que viven en el país tienen el virus, casi el doble de la incidencia en la población colombiana, que es del 0.5%, según el organismo.
Con el objetivo de controlar la “alta prevalencia de VIH” en la población migrante, el Gobierno de Gustavo Petro tomó una decisión histórica el pasado 2 de octubre. Declaró de interés público la patente de dolutegravir, un medicamento de primera línea en el tratamiento del VIH y el SIDA. Esto permitiría al Estado ofrecer una versión genérica del antiviral a un precio más asequible.
Moreno y Campero conocen bien las dificultades que los pacientes como ellos pueden enfrentar para obtener tratamiento. Decidieron migrar debido a la necesidad de medicamentos. Después de cuatro años en Lima, donde trabajaban como artesanos, decidieron regresar a Venezuela debido a problemas económicos. Al llegar a Colombia, buscaron donde conseguir tratamiento. Esto los llevó a una casa de acogida de la Fundación Eudes, que provee seguimiento médico, comida y alojamiento a pacientes seropositivos.
Natalia Rodríguez, una mujer trans de Venezuela, también llegó a Colombia en busca de tratamiento después de años sin acceso a medicamentos en su país. La pandemia y la burocracia pararon su proceso migratorio y le dificultaron acceder al sistema de salud. Finalmente, encontró ayuda en la Fundación Eudes y ahora está mejor gracias al medicamento dolutegravir.
Aunque dolutegravir es recomendado como la mejor opción para el tratamiento del VIH, en Colombia hay muy poco acceso a este medicamento. Solo el 8% de los pacientes con VIH en el país lo utilizan. El Ministerio de Salud busca incrementar el acceso a este medicamento para poder reducir la transmisión del virus en el país.
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2023-11-04 03:45:00