El desafío es seguir luchando y buscar la medicina correcta, sin caer en la misma trampa superficial que nos trajo hasta aquí, recomienda el economista y presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, después de revisar y analizar los diferentes escenarios planteados actualmente entre Venezuela y Estados Unidos y el impacto de tomar una decisión equivocada.
Advierte que es un error pensar que el conflicto entre los gobiernos de EE. UU. y Venezuela en torno a los acuerdos de Doha y Barbados tiene como peor escenario la eliminación de las licencias petroleras, lo cual solo llevaría a Maduro a su condición original de sancionado, con la que aprendió a vivir casi una década, sin grandes sobresaltos y aumentando su poder de control sobre la sociedad.
Explica que el tema es mucho más complejo. En esos acuerdos está el tema migratorio de los venezolanos ilegales en EE. UU. con posibilidad de ser repatriados, que es fundamental en la campaña estadounidense y que Maduro podría echar por tierra con una sola declaración.
Pero también está la liberación de los presos norteamericanos en nuestro país (que aún no ha ocurrido y podría no ocurrir) y está el abastecimiento futuro de petróleo a Occidente, en medio de la crisis de Ucrania, Israel-Palestina y los intentos chinos por alinear a Irán, Rusia, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes, entre otros.
Y está el permiso de perforación del campo Dragón para resolver los problemas de abastecimiento de gas en Trinidad (para Europa).
Y sobre todo, está la posibilidad concreta de tener una elección presidencial en 2024, que podría comprometerse bajo el argumento oficial de que no estarían dadas las condiciones para ejecutarlas.
Asegura que no estamos hablando aquí de la legalidad o constitucionalidad de ese proceso, sino de su real posibilidad de ocurrencia. (Y mientras más radical seas y más pienses que Maduro es un concentrador de poder, más probabilidad de ocurrencia deberías dar a ese escenario).
Todo esto nos lleva a cambiar el dilema original de: licencias vs habilitación (donde mucha gente se quedó pegada de manera simplista) por otro distinto y bastante más peligroso: licencias vs elecciones presidenciales, incluso imperfectas.
Advierte que el que celebre el deterioro de las negociaciones entre las partes, las amenazas de Juan González de retirar licencias por parte de EE. UU. o las de Jorge Rodríguez de romper el compromiso de confidencialidad de las discusiones en la negociaciones y destruir con ellos cualquier rastro de confianza entre las partes, condenando definitivamente cualquier negociación futura, no está entendiendo la gravedad del peligro, que además es infinitamente más grande para la economía, la población y la propia oposición que para un gobierno en el poder, que no tiene en este momento una amenaza creíble de sostenibilidad, que le quite el sueño.
Estima que la estrategia ganadora tiene que ser defender los acuerdos y seguir la lucha política en el terreno que corresponde. Cree que María Corina Machado lo ha entendido mucho mejor que otros actores políticos radicales.
Recuerda que su ponderación y discreción reciente sobre el tema de negociaciones y licencias parecen mostrar que ha entendido que el hecho de provocar un aislamiento definitivo del país por parte de EE. UU., como castigo a su inhabilitación, lo único que garantizaría es que las posibilidades reales de cambio en Venezuela se pulvericen y con ellas sus líderes y partidos actuales, incluyendo la favorita.
Machado tiene todo el derecho de seguir luchando por representar a esa parte mayoritaria de la población que la escogió como su líder y candidata. Su inhabilitación es inconstitucional y no tiene sentido que abandone su lucha.
Pero igual que los Estados Unidos tiene que entender que la vía previa de sanciones y aislamiento fue un fracaso contundente en términos de provocar ese cambio y su esfuerzo actual no puede ser regresar a tomarse la medicina equivocada que empeoró la enfermedad.
El reto es seguir la lucha y buscar la medicina correcta, sin caer en la misma trampa superficial que nos trajo hasta aquí.
Cree que más allá de los discursos a la galería, los actores racionales entienden mejor su papel y ni hablar de la población, que en la encuesta Datanálisis de noviembre, dos terceras partes rechaza la idea de regresar a las sanciones, independientemente de lo que ocurra en el plano político, asegura Luis Vicente León.
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2023-11-17 22:30:00