Nancy E. Nieve
Vivimos en tiempos profundamente turbulentos. El Medio Oriente ha estallado en un conflicto horrendo. La guerra en Ucrania se prolonga a medida que se acerca otro invierno. Continúan los tiroteos masivos. Todo esto se desarrolla en un contexto de polarización política actual en Estados Unidos y exacerba profundas diferencias.
La ira, el miedo y la depresión son emociones destacadas. A esto se suma la incertidumbre de no saber las respuestas a preguntas clave. ¿Cuándo terminará la lucha? ¿Adónde conducirá? ¿Se recuperarán nuestra nación y nuestro mundo de los desafíos que enfrentamos o caeremos en una espiral descendente? ¿Cómo podemos mantener la ecuanimidad ante todo esto? ¿Podemos ser resilientes? ¿Podemos ser civilizados?
Más:Nancy Snow: Cómo ser hospitalario puede ayudar a nuestro mundo fracturado
Mi propio enfoque es reconocer y reflexionar sobre las emociones negativas que siento. Sí, estoy enojado, asustado y deprimido. ¿Qué me dicen mis sentimientos? ¿Cómo puedo aprender de ellos y lograr la ecuanimidad? ¿Cómo puedo calmar mi mente? Este es el primer paso en el autocuidado: encontrarte contigo mismo donde estás. Tómate el tiempo para dar un paso atrás, respirar y reflexionar sobre lo que sientes y por qué. Una vez que aprendemos por qué sentimos lo que sentimos, podemos comenzar a identificar los factores desencadenantes y establecer límites.
Los desencadenantes son eventos que activan nuestras emociones. Una palabra amable de un amigo puede activar la gratitud y la alegría. Un encuentro negativo puede activar la ira, el miedo o la tristeza. Si notamos un desencadenante crónico, es decir, algo que regularmente nos enoja o entristece, debemos evitar la situación desencadenante si podemos. La ira, el miedo y la tristeza crónicos son debilitantes. Estas emociones, si no se abordan, pueden nublar nuestro pensamiento, crear pensamientos negativos y conducir a un comportamiento descortés.
Ya sea que podamos evitar la situación desencadenante o no, debemos establecer límites. Decir “no” a quienes nos piden que asumamos demasiado: demasiado trabajo, demasiados compromisos sociales, demasiadas cosas que nos agobiarían cuando no podamos emprender más. De especial importancia es la necesidad de establecer límites que nos protejan de personas tóxicas, personas que nos usarían o abusarían de nosotros. Lamentablemente, estas personas existen y, a menudo, están en nuestras vidas. Pueden minar nuestras fuerzas y hacernos vulnerables a actuar de maneras de las que luego nos arrepintamos. La culpa y la vergüenza que sentimos si actuamos de manera descortés con ellos solo se suma a la reserva de negatividad que puede derribarnos.
Reconocer las emociones negativas e identificar los desencadenantes y los límites son partes importantes del autocuidado. Otro aspecto importante es acentuar lo positivo. Además de reconocer las emociones negativas, deberíamos preguntarnos periódicamente por qué estamos agradecidos. Esto nos da un saldo positivo para contrarrestar lo negativo. Estoy tremendamente agradecido por las personas en mi vida que se ofrecen a hablar, que escuchan mis preocupaciones y preocupaciones, que comprenden mis debilidades y me aman de todos modos. Estoy agradecido por aquellos que abrazan toda mi humanidad, con defectos y todo.
Algunas personas aconsejan llevar un diario de gratitud. Aconsejo llevar un diario de todos los acontecimientos y de las emociones que uno siente sobre ellos, positivas y negativas, como herramienta para la catarsis de lo negativo y lograr una reflexión equilibrada sobre la propia vida. Esto ayuda a uno a lograr ecuanimidad en tiempos difíciles, lo que a su vez fortalece el civismo y, en última instancia, le da resiliencia.
Nancy E. Snow es profesora de filosofía en la Universidad de Kansas. Anteriormente fue profesora de filosofía en la Universidad de Oklahoma y directora del Instituto para el Estudio del Florecimiento Humano.
2023-11-06 15:04:19
1699290351
#Reconoce #las #emociones #negativas #así #como #aquello #por #estás #agradecido