unas prácticas para el final de las vacaciones

Todos los veranos ponen sus veleros en el agua, pero este año el tiempo caprichoso de las últimas semanas obligó a cerrar la escuela de vela de Dammarie-lès-Lys, cerca de Melun. Todas las esperanzas están puestas ahora en la última quincena de agosto.

Las velas de los botes llevan más de tres semanas sin izar. El club se encuentra paralizado debido a las deplorables condiciones climáticas. Liliane y Claude Geoffroy tuvieron que cancelar todos los cursos que tenían programados: “fue la lluvia, el viento, las ramas de los árboles cayendo, fue realmente apocalíptico (…) me da tristeza porque amo lo que hago” lamenta Liliane, gerente e instructora del círculo náutico del municipio.

Esta pareja apasionada organiza decenas de cursos de vela desde hace casi 50 años. Recuerdos cuidadosamente conservados en su álbum de fotos hasta el próximo lunes, donde se ofrecerán dos semanas adicionales de aprendizaje con un programa completo para superar el primer nivel. “Les enseñamos a usar el viento, a usar el timón. Si empujas el timón, el barco va hacia la derecha, si tiras del timón el barco va hacia la izquierda” explica Claude como un buen instructor.

Un curso de 5 días a 180 euros que sólo admite personas que sepan nadar. Una semana para aprender a navegar por el Sena, sin ruidos, en un entorno idílico, a sólo 60 kilómetros de París. Suficiente para atraer a los niños que querrán disfrutar de esta zona de vacaciones hasta el final.

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