Se modifica el sistema de la tarjeta sanitaria: en algunos casos específicos ya no es gratuita y, para obtenerla o renovarla, se prevé el pago de una cuota anual definida. Esta novedad está generando confusión y afecta únicamente a determinadas categorías de ciudadanos.
La tarjeta sanitaria es una herramienta esencial para acceder a las prestaciones del Servicio Sanitario Nacional, reservar citas, adquirir medicamentos y beneficiarse de las deducciones fiscales. Precisamente por ello, la noticia de su posible coste ha despertado mucha atención. Sin embargo, es fundamental aclarar que no todos deben pagar y que la gratuidad se mantiene para la mayoría de los residentes en Italia.
El pago solo se aplica en situaciones precisas, relacionadas con el estatus del titular y el tipo de asistencia sanitaria al que tiene derecho. En estos casos, la tarjeta no se emite automáticamente, sino solo después de realizar el pago correspondiente, con envío posterior directamente al domicilio.
Cuándo la tarjeta sanitaria pasa a ser de pago
La tarjeta sanitaria no es gratuita para los ciudadanos extranjeros no comunitarios que residen legalmente en Italia pero que no tienen derecho a la inscripción obligatoria en el Servicio Sanitario Nacional. En estas situaciones, se prevé una inscripción voluntaria, que implica el pago de una contribución.
En esta categoría se incluyen, por ejemplo, estudiantes extranjeros, personas au pair, religiosos u otros sujetos presentes en territorio italiano durante períodos medio-largos sin un contrato de trabajo que garantice la cobertura sanitaria automática. Para ellos, el acceso al sistema sanitario depende del pago de una cuota anual.
Solo después de abonar la contribución se emite la tarjeta sanitaria, válida para el año de referencia. Sin el pago, no es posible obtener la tarjeta ni disfrutar de los servicios sanitarios ordinarios.
¿Cuál es el coste y qué incluye?
El coste de la inscripción voluntaria al Servicio Sanitario Nacional, que permite obtener la tarjeta sanitaria, se fija en 149,77 euros al año. Se trata de una cantidad fija, válida por doce meses, no divisible ni reembolsable.
El pago debe realizarse cada año para mantener la inscripción activa. Una vez abonada la suma, la tarjeta sanitaria se emite y se envía directamente a la dirección de residencia o domicilio indicado, sin costes adicionales.
Con este importe se obtiene acceso completo a las prestaciones sanitarias previstas para los ciudadanos inscritos en el Servicio Sanitario Nacional: médico de cabecera, visitas especializadas, análisis, hospitalizaciones y adquisición de medicamentos con copago. Por lo tanto, no se trata de una simple tarjeta, sino de una verdadera cobertura sanitaria.
Es importante saber que el importe de 149,77 euros representa el umbral mínimo previsto por la normativa. En algunas situaciones particulares, relacionadas con los ingresos o la categoría a la que se pertenece, la contribución puede ser más elevada, pero nunca inferior a esta cifra.
Para los ciudadanos italianos y para los extranjeros con inscripción obligatoria en el Servicio Sanitario Nacional, en cambio, la tarjeta sanitaria sigue siendo completamente gratuita y continúa renovándose automáticamente al vencimiento, sin ningún pago.
Esta distinción es, por tanto, fundamental para evitar alarmismos innecesarios. La tarjeta sanitaria no pasa a ser de pago para todos, sino solo para aquellos que acceden al sistema sanitario italiano de forma voluntaria. En estos casos, conocer con precisión el coste y las modalidades de emisión es esencial para no quedarse sin cobertura sanitaria.
