La Conferencia de Obispos Católicos de Florida apeló este lunes al presidente Donald Trump y al gobernador Ron DeSantis para que suspendan las acciones de control migratorio durante las fiestas navideñas.
“En este momento, el enfoque máximo de aplicación de la ley, que trata a los inmigrantes irregulares en masa, significa que ahora muchas de estas operaciones de arresto inevitablemente incluyen a personas que no son delincuentes, sino que simplemente están aquí para trabajar”, señaló la Conferencia de Obispos Católicos de Florida en una declaración.
“Una pausa de este tipo demostraría una consideración decente por la humanidad de estas familias”, agregaron. “Ahora no es momento de ser indiferentes al sufrimiento causado por la aplicación de la ley migratoria.”
En declaraciones a WLRN, el arzobispo de Miami, Thomas Wenski, explicó que solicitaban detener los “redadas” para que “la gente pueda disfrutar de sus familias e ir a la iglesia sin miedo ni ansiedad”.
“La gente quiere estar junta en familia, tener una pausa. Nos gustaría ver que las políticas cambien”, dijo. “Nos gustaría ver algo más que una táctica basada únicamente en la aplicación de la ley, pero mientras tanto, demos una pausa a esto y dejemos que la gente disfrute de la Navidad.”
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La solicitud de una “tregua” navideña se produce tras la condena del Vaticano el mes pasado al trato que las autoridades federales y locales brindan a los migrantes en Estados Unidos.
“Cuando las personas llevan una buena vida –y muchas de ellas (en Estados Unidos) llevan 10, 15, 20 años– tratarlas de una manera extremadamente irrespetuosa, por decir lo menos, no es aceptable”, afirmó el Papa León XIV el 18 de noviembre.
El arzobispo Paul Coakley, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, instó a la administración Trump a “ser generosa en la acogida de los inmigrantes” en una entrevista en CBS’ Face the Nation el domingo, según informó Politico.
La Conferencia de Obispos Católicos de Florida solicita que se detengan todas las deportaciones masivas y las acciones de control hasta después de las fiestas de Navidad y Año Nuevo para honrar la santidad de la temporada.
El arzobispo Wenski dijo que el presidente había logrado sus objetivos y que ahora era hora de un “giro”.
“La frontera está efectivamente cerrada. [El presidente] deportó a muchos delincuentes, y en este momento, debería dar una vuelta de honor y cambiar de rumbo. Y ese giro debería dirigirse hacia la economía”, dijo.
“Promete la mejor economía de la historia, pero no se va a tener la mejor economía de la historia en este país sin tener en cuenta la participación de los inmigrantes en la fuerza laboral, necesitamos a los inmigrantes.”
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U.S. Immigration and Customs Enforcement
Sin embargo, informaron que han visto un aumento en la represión migratoria.
“En las últimas semanas, hemos observado que la aplicación de la ley por parte de la administración se está intensificando. Y están deteniendo a personas que no son solo delincuentes o peligrosas. Están deteniendo a personas trabajadoras que intentan construir un futuro para sí mismas y sus hijos. Y en el proceso, están separando familias”, declaró a WLRN.
Wenski y otros obispos católicos expresaron su preocupación por el bienestar psicológico de los niños, especialmente aquellos que viven en hogares de estatus mixto, es decir, familias con residentes legales en Estados Unidos e indocumentados.
“El gobernador y el presidente no deberían ser los que les roben la Navidad este año”, añadió.
Un creciente coro a nivel nacional
La Arquidiócesis de Miami, que sirve a una de las comunidades más diversas y ricas en inmigrantes del país, se une a un creciente coro de líderes religiosos a nivel nacional. La apelación enfatiza que la “temporada sagrada” debería ser un momento para políticas que reflejen los valores fundamentales de la fe.
En una declaración que acompaña a la apelación, la Conferencia de Obispos Católicos de Florida señaló que están “rezando para que las decisiones tomadas durante esta temporada sagrada defiendan la justicia, la misericordia y el respeto por la dignidad humana”.
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, que supervisa el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), anunció este mes que había deportado a más de 605.000 inmigrantes indocumentados desde que Trump asumió el cargo el pasado enero. Y que 1,9 millones de personas se habían “auto-deportado” voluntariamente.
“El DHS ha priorizado la deportación de los peores de los peores inmigrantes indocumentados con antecedentes penales como parte de los esfuerzos de la administración Trump por restablecer la ley y el orden en Estados Unidos”, dijeron funcionarios del DHS en una declaración.
Funcionarios de la administración Trump afirman que el 70% de los inmigrantes indocumentados arrestados son “inmigrantes con antecedentes penales”, lo que significa que han sido acusados o condenados por un delito en Estados Unidos.
