En Brasil, el humor negro no es una elección, sino una respuesta cultural profundamente arraigada en la historia del país. Así lo expuso Rafaela Bassili en un reciente artículo publicado el mes pasado en Notebook, donde señala que la tradición de burlarse de lo absurdo de la vida cotidiana es, para muchos brasileños, una forma de afrontar traumas históricos.
Bassili sugiere que, lejos de ser una simple excentricidad, esta inclinación al humor oscuro es una consecuencia directa de las experiencias colectivas del país. La risa, en este contexto, se convierte en un mecanismo de supervivencia y una manera de procesar realidades complejas y a menudo dolorosas.
La autora plantea una interesante reflexión sobre la relación entre el trauma y la construcción de la identidad cultural brasileña, destacando cómo el humor se ha transformado en un rasgo distintivo de su sociedad.
