Un nuevo estudio sugiere que disfrutar de una comida festiva ocasional, como la cena de Navidad, no es tan perjudicial para el cerebro como se podría pensar. La investigación, liderada por el Dr. Kullmann, amplía el conocimiento existente sobre la comunicación entre el intestino y el cerebro, y cómo esta conexión difiere en personas con obesidad.
Específicamente, el estudio encontró que las personas con obesidad son más propensas a elegir porciones más grandes de comida cuando piensan en el placer. Los participantes en el estudio de Kullmann siguieron una dieta alta en calorías durante cinco días. Una semana después, las pruebas revelaron que las partes del cerebro responsables de la memoria y la cognición eran menos receptivas que antes de comenzar la dieta.
¿Está bien darse un capricho en Navidad?
Está bien establecido que los períodos prolongados de consumo excesivo de alimentos, especialmente aquellos ricos en azúcar y grasas saturadas, no son beneficiosos para la salud cerebral. Sin embargo, la evidencia actual sugiere que una única comida abundante no es perjudicial para el cerebro.
“Nuestro estudio demuestra que un atracón ocasional no es tan dañino como se podría esperar, así que disfrute de su cena de Navidad”, afirma Hengist, uno de los investigadores.
No obstante, advierte que excederse en la indulgencia puede comenzar a afectar al organismo. Incluso cinco días de una dieta alta en calorías podrían tener efectos duraderos en el cerebro, según la investigación de Kullmann.
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