Para muchos compradores potenciales de automóviles, la principal barrera para adoptar vehículos eléctricos no es el precio o el rendimiento, sino el temor a quedarse varados en una carretera oscura con la batería agotada. La llamada “ansiedad por la autonomía” ha sido durante mucho tiempo el mayor obstáculo psicológico en la industria.
Sin embargo, un nuevo informe de fin de año de InsideEVs, junto con datos de la startup de salud de baterías Recurrent y Plug In America, revela que para la mayoría de los conductores este miedo se disipa casi inmediatamente después de experimentar la conducción de un coche eléctrico. Las cifras cuentan una historia fascinante de adaptación psicológica.
Según un estudio de 2025 realizado por la organización sin fines de lucro Plug In America, aproximadamente el 48% de los compradores potenciales experimentan una preocupación constante por la autonomía antes de adquirir un vehículo eléctrico. No obstante, entre aquellos que realmente han conducido un coche eléctrico, este porcentaje disminuye hasta apenas el 22%.
Esto sugiere que la ansiedad por la autonomía no es necesariamente una reacción a un defecto técnico específico, sino más bien un miedo a lo desconocido. A medida que los conductores se familiarizan con sus hábitos de conducción y los patrones de carga, la “catástrofe inminente” de una batería agotada se convierte en un detalle logístico menor. De hecho, el 78% de los propietarios informa que su ansiedad ha disminuido con la experiencia y una mejor comprensión de las capacidades reales de su vehículo.
Una de las razones clave de este cambio de percepción es una simple ecuación matemática: la mayoría de las personas no recorren tantas distancias como creen. Los datos de estudios similares indican que muchos conductores utilizan solo alrededor del 12-13% de la autonomía de su vehículo en un día típico. Dado que los vehículos eléctricos modernos suelen ofrecer una autonomía de 400-500 km, esto significa que la mayoría de los desplazamientos diarios apenas rozan la capacidad de la batería.
La experiencia de los propietarios de vehículos eléctricos confirma esta tendencia. Muchos de ellos señalan que, una vez que comprenden sus patrones de conducción y la frecuencia con la que realmente necesitan utilizar toda la autonomía, la ansiedad se desvanece.
Los desplazamientos diarios al trabajo, las compras y los viajes rutinarios rara vez agotan completamente las baterías. Y aunque los viajes largos por carretera aún requieren un poco más de planificación, la expansión de las redes de carga y la mayor velocidad de los cargadores rápidos hacen que estos viajes sean más manejables que nunca.
La disminución de la ansiedad por la autonomía también es un reflejo de la mejora de los propios vehículos. En solo un año, la ansiedad por la autonomía antes de la compra ha disminuido en más del 21%, un cambio impulsado por la aparición de modelos con mayor autonomía y una red de carga pública más estable. En 2025, los problemas de “autonomía invernal” del pasado se mitigan gracias a las bombas de calor más eficientes, y las velocidades de carga han alcanzado un punto en el que una breve parada proporciona una autonomía significativa en cuestión de minutos.
Muchos propietarios, incluido Patrick George de InsideEVs, han descubierto que sus hábitos de carga cambian con el tiempo. Mientras que los nuevos propietarios pueden insistir en cargar al 100% todas las noches “por si acaso”, los conductores experimentados a menudo adoptan una rutina más relajada del 80%, sabiendo que incluso una carga parcial es más que suficiente para su vida diaria.
Sin embargo, la ansiedad por la autonomía no se limita a la distancia. Los estudios y los testimonios reales indican que las preocupaciones sobre la infraestructura de carga siguen siendo una fuente de estrés mayor para muchos conductores de vehículos eléctricos que la autonomía en sí. En mercados como la India, por ejemplo, las investigaciones muestran que los propietarios a menudo se preocupan más por la disponibilidad y la fiabilidad de las estaciones de carga públicas que por la autonomía máxima teórica del vehículo.
Los desafíos de la carga, como los cargadores dañados o lentos, los largos tiempos de espera en las estaciones populares o la cobertura limitada en las zonas rurales, pueden aumentar las preocupaciones por la autonomía, incluso en vehículos con una gran capacidad de batería.
Las condiciones ambientales también juegan un papel importante. El clima frío, por ejemplo, puede reducir la autonomía efectiva y ralentizar la carga, especialmente en modelos más antiguos o menos avanzados. Estas variables reales –temperatura, velocidad de conducción, terreno y tráfico– significan que la ansiedad por la autonomía no es del todo infundada, aunque a menudo sea exagerada.
La buena noticia es que la ansiedad por la autonomía disminuye con el tiempo. La mejora de la tecnología de las baterías, las mayores autonomías promedio y un ecosistema de carga más denso ayudan a los compradores a preocuparse menos antes y después de la compra. A medida que más conductores adquieren experiencia con los vehículos eléctricos y los datos del mundo real continúan demostrando que quedarse sin carga es un evento poco común, la brecha entre la percepción y la realidad se reduce.
