Un estudio de la Mayo Clinic, realizado con 280.000 pacientes, revela que la presión financiera y la inseguridad alimentaria son los principales factores que determinan un corazón envejecido prematuramente, destacando el impacto de los determinantes sociales en la salud cardiovascular.
Una nueva investigación ha revelado un dato intrigante para la comunidad científica: las preocupaciones diarias por el dinero y la alimentación pueden acelerar el envejecimiento del corazón más rápidamente que la hipertensión arterial o el colesterol elevado. El estudio, publicado el 18 de diciembre en la revista Mayo Clinic Proceedings, explora de manera innovadora cómo los llamados determinantes sociales de la salud (DSS) – factores como el estrés, la inestabilidad habitacional o el acceso a alimentos – aceleran el proceso de envejecimiento cardíaco y aumentan el riesgo de muerte, superando a veces a las condiciones clínicas convencionales.
El equipo de investigadores, liderado por Amir Lerman, cardiólogo de la Mayo Clinic en Rochester, analizó datos de más de 280.000 adultos que recibieron atención en la institución entre 2018 y 2023. Cada participante respondió a un cuestionario que evaluaba nueve dimensiones de su vida social: desde el nivel de estrés hasta la actividad física, pasando por la soledad, las dificultades financieras, la inseguridad alimentaria y las necesidades de transporte. Para sorpresa de los expertos, fue la combinación de estos factores, y no su presencia aislada, la que demostró tener la mayor correlación con un corazón envejecido prematuramente.
La edad cardíaca se calculó utilizando una tecnología emergente: un algoritmo de inteligencia artificial aplicado a electrocardiogramas de rutina. Este “ECG-IA” puede estimar la edad biológica del corazón, que puede ser sustancialmente diferente de la edad cronológica del paciente. La diferencia entre ambas edades se denomina “brecha de edad cardíaca” y funciona como un indicador potente. Un corazón más viejo que su dueño indica un riesgo cardiovascular futuro significativamente elevado.
“Los factores de riesgo tradicionales no explican ni contribuyen por igual a la enfermedad cardiovascular”, explicó el Dr. Amir Lerman. “Existen factores sociales que no identificamos ni preguntamos a nuestros pacientes que podrían potencialmente revertir el envejecimiento biológico”, añadió, subrayando la motivación de esta investigación. Los resultados son claros: en la población general y en análisis separados por sexo, la “presión financiera” y la “inseguridad alimentaria” se destacaron como los DSS con mayor impacto en el envejecimiento acelerado del corazón. Factores como la inestabilidad en la vivienda y el sedentarismo también demostraron ser fuertes predictores de un mayor riesgo de mortalidad, comparables o incluso superiores a algunos factores de riesgo convencionales.
El hallazgo clave aquí no es solo que los problemas sociales son perjudiciales para el corazón – algo ya sospechado por la medicina. Lo que este innovador estudio revela es el peso específico de estos factores dentro de un modelo complejo que los coloca en interacción con las demás condiciones del paciente. La novedad metodológica reside en el uso del ECG-IA para cuantificar este daño de forma objetiva, ofreciendo una herramienta de cribado no invasiva que podría convertirse en rutina en los consultorios. Para los investigadores, la detección de un envejecimiento cardíaco anómalo en un simple electrocardiograma puede funcionar como una señal de alerta para la presencia de factores de riesgo no tradicionales, pero muy peligrosos.
Los autores reconocen limitaciones en el trabajo. El algoritmo de IA se desarrolló y validó internamente en la Mayo Clinic, y la gran mayoría de los participantes se identificaron como blancos no hispanos, lo que puede limitar la aplicabilidad directa de los resultados a otras poblaciones y grupos raciales o étnicos. A pesar de estas reservas, el estudio abre una ventana urgente a un cambio en la práctica clínica.
El estudio tiene implicaciones prácticas profundas. Al mapear los factores sociales más críticos, la investigación proporciona una hoja de ruta para intervenciones preventivas más dirigidas, tanto en la comunidad como en el consultorio médico. “Nos permite intervenir de forma preventiva y dirigida en la comunidad y capacita a los médicos para una atención centrada en el paciente, abordando el contexto social que contribuye a la enfermedad cardíaca”, concluye el Dr. Lerman. El desafío que queda para el sistema de salud es desarrollar mecanismos para integrar esta evaluación social en la práctica clínica diaria, creando puentes entre la medicina y las redes de apoyo social.
Referencia bibliográfica:
Lerman, Amir et al. Social Determinants of Health, Cardiac Age Gap, and Mortality: A Novel Analysis. Mayo Clinic Proceedings. Elsevier, 18 dez. 2025. Disponible en: https://www.elsevier.com/about/press-releases/worrying-about-money-and-food-ages-the-heart-faster-than-traditional-risk
NR/HN/AlphaGalileo
