Ernö Noskó, un aficionado húngaro de 105 años, vive solo y recibe una pensión de 105.000 florines, pero su mayor tristeza proviene de la situación de su equipo de fútbol, el Újpest. La noticia, proveniente de Hungría, destaca el profundo vínculo emocional que este hombre tiene con el club y cómo su rendimiento afecta su bienestar.
A pesar de su avanzada edad y de llevar una vida solitaria, la pasión de Ernö por el Újpest es inquebrantable. Su desánimo se centra exclusivamente en el desempeño del equipo, demostrando el poder del deporte para influir en las emociones, incluso en la vejez.
La historia de Ernö Noskó es un conmovedor ejemplo de la lealtad y el amor incondicional que los aficionados pueden sentir por sus equipos, trascendiendo las circunstancias personales y económicas.
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