Las alergias en los bebés a menudo se asocian de inmediato con erupciones cutáneas, eccemas o enrojecimiento visible, alertando a los padres desde el primer momento. Sin embargo, la realidad es más compleja y, en ocasiones, desconcertante. Las alergias no siempre se manifiestan de la manera esperada y, por ello, pueden pasar desapercibidas durante semanas, incluso cuando el niño parece estar creciendo y desarrollándose normalmente.
Las alergias pueden dar señales a través de detalles cotidianos que a menudo no se interpretan como una advertencia de salud. Uno de estos indicadores es el pañal, un elemento al que se presta atención constante durante los primeros meses de vida. Encontrar restos de sangre puede generar preocupación, pero no siempre está relacionado con infecciones graves o problemas digestivos severos, tal como explica el alergólogo Pablo Torres.
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Cuando las alergias no se manifiestan en la piel
“La forma más conocida de las alergias son los sarpullidos”. Fuente: Freepik
Las alergias no siempre se manifiestan con manchas, erupciones o picazón visibles. El doctor Torres señala que existen formas menos comunes, como la proctocolitis alérgica, un tipo de alergia alimentaria que se presenta principalmente a través de sangrado intestinal. En otras palabras, la señal de alerta no se encuentra en la piel, sino en el pañal, lo cual puede sorprender a muchas familias.
Este tipo de alergia suele aparecer en los primeros meses de vida y está relacionada con una reacción del intestino a proteínas de la leche, ya sea de fórmula o transmitidas a través de la leche materna. La inflamación intestinal puede provocar pequeñas cantidades de sangre, incluso en bebés que están ganando peso y se desarrollan adecuadamente, lo que puede hacer que el problema pase inadvertido.
