En la enfermedad de Alzheimer, ciertas proteínas pueden acumularse alrededor de las neuronas y asociarse con el deterioro progresivo de las funciones cerebrales. La forma en que el cerebro intenta defenderse de estas acumulaciones es un área de estudio cada vez más intensa. Un nuevo estudio sugiere que un subtipo de células inmunitarias en el cerebro, llamadas microglía, podría desempeñar un papel esencial en la prevención del inicio de la enfermedad de Alzheimer al entrar en un estado neuroprotector. Este descubrimiento podría abrir nuevas vías para terapias que fomenten este efecto protector.
Investigaciones previas han demostrado que la microglía puede aliviar los síntomas de la enfermedad, pero también puede agravar su evolución a través de la inflamación. Ahora, un equipo internacional de investigadores ha analizado en detalle cómo estas células pasan de un estado beneficioso a uno perjudicial.
Utilizando modelos de Alzheimer en ratones, el equipo liderado por neurocientíficos de la Icahn School of Medicine de Nueva York y la Universidad Rockefeller, observó que cuando la microglía se acerca a las acumulaciones de proteínas beta-amiloide, un signo característico de la enfermedad, entra en un estado especial de neuroprotección.
Según los investigadores, este subtipo de microglía tiene dos características importantes: niveles más bajos de una proteína asociada anteriormente con el Alzheimer, llamada PU.1, y una expresión aumentada de la proteína CD28, que desempeña un papel importante en el funcionamiento general del sistema inmunológico.
La microglía con esta combinación fue más capaz de ralentizar la acumulación de placas de beta-amiloide en el cerebro de los ratones y limitar la agregación de la proteína tau, otro tipo de proteína asociada con la enfermedad.
Cuando los investigadores detuvieron la producción de CD28 en los ratones, la microglía con un perfil inflamatorio se volvió más numerosa y las placas de beta-amiloide se acumularon con mayor frecuencia.
Los resultados coinciden con observaciones anteriores que sugieren que el inicio de la enfermedad tiende a ocurrir más tarde en personas con una predisposición genética a una expresión más baja de PU.1 en ciertas células, en comparación con la media de la población.
Los autores explican que este mecanismo parece representar una defensa natural del cerebro contra la enfermedad de Alzheimer, aunque no es lo suficientemente fuerte como para detener por completo su progresión.
Los investigadores esperan que las terapias futuras puedan aumentar el nivel de este subtipo de microglía, aunque subrayan la necesidad de confirmar que la microglía funciona de la misma manera en humanos.
El estudio también muestra que la enfermedad de Alzheimer es extremadamente compleja e implica numerosos factores de riesgo, por lo que un tratamiento eficaz podría ser necesario para atacar múltiples objetivos simultáneamente. Una de las direcciones propuestas para futuras investigaciones es transformar la microglía en este estado neuroprotector.
Los autores también señalan que la microglía modificada identificada en el cerebro de los ratones se comporta de manera similar a la de las células T del resto del sistema nervioso, lo que sugiere un mecanismo común de regulación inmunitaria entre diferentes tipos de células y una posible base para estrategias de inmunoterapia en el Alzheimer.
La investigación fue publicada recientemente en la revista Nature.
Microglia (verde) produce una reacción de respuesta a las placas agregadas de beta-amiloide (azul) en la corteza de un ratón. Crédito de la imagen: Icahn School of Medicine at Mount Sinai
