La Nochevieja es sinónimo de celebración, de compartir con amigos y familia, de risas y brindis… y, por supuesto, de una mesa llena de deliciosas opciones. No es casualidad que en la última noche del año, tanto los clásicos salados que nunca fallan como las propuestas más originales para sorprender a los invitados, tengan un papel protagonista.
Un festín frío para recibir el Año Nuevo
Los clásicos de la mesa fría son imprescindibles en estas fechas. Rollitos de jamón y queso, la siempre presente ensalada rusa… auténticos retro que, sin embargo, demuestran una y otra vez que tienen un lugar asegurado en la Nochevieja. Fáciles y rápidos de preparar, se pueden hacer con antelación y siempre hay alguien que los busca especialmente. Lo mismo ocurre con los huevos rellenos: cremosos, ligeramente picantes y, a menudo, desaparecen del plato en cuestión de minutos.
Delicias saladas para picar
El aroma de las empanadas recién horneadas es un sello distintivo de la noche. Las empanadas, especialmente las de queso o de requesón, son un clásico atemporal, al igual que los palitos de sésamo o los rollitos de queso hojaldrados. Estos pequeños bocados son perfectos para acompañar una copa de champán o vino, y siempre son bienvenidos, incluso cuando el reloj da las doce y el hambre aprieta. Las galletas saladas más contundentes también son una opción ideal para saciar el apetito.
