La creación del tercer álbum de CMAT fue un proceso complicado. Aislada en Nueva York, mientras escribía y grababa el sucesor de Crazymad, for Me (2023) – aclamado por la crítica y nominado al Mercury Prize, pero que la propia cantante consideró insatisfactorio – Ciara Mary-Alice Thompson sufrió lo que parece una crisis bastante aterradora. “Empecé a tener alucinaciones”, reveló a principios de este año. “Durante los primeros dos meses no me di cuenta de que eso era lo que estaba pasando, pero básicamente imaginé que todo el apartamento en el que me alojaba estaba lleno de insectos… Fui al médico y le mostré las picaduras, y me dijo: ‘Esas son urticarias por estrés; estás loca’”.
Aunque la autora comparó la grabación con “una relación tóxica”, Euro-Country no suena como un trabajo difícil de realizar. Al contrario, se percibe como la obra supremamente segura de una compositora que ha alcanzado un nuevo nivel de maestría. Es, por turnos, conmovedora, emotiva, furiosamente enojada, hilarantemente divertida y repleta de melodías increíbles. Se aleja con confianza del estilo con influencias country que definió en su debut de 2022, If My Wife New I’d Be Dead, adentrándose en territorios que rozan el jazz (Janis Joplining), el alt-rock furioso (The Jamie Oliver Petrol Station) y el pop con toques de soul (Running/ Planning; Take a Sexy Picture of Me), sin perder la esencia de lo que la hizo destacar en primer lugar.
Escucha cómo rompe la cuarta pared durante “The Jamie Oliver Petrol Station”, con un grito de “esto no tiene sentido para el oyente promedio”; presta atención a su descripción de una relación que se derrumba en “When a Good Man Cries” para reprenderse a sí misma por ser “el desastre del pueblo, la Diana de Dunboyne”; o escucha un comienzo desconcertante como el de “Lord, Let That Tesla Crash” (“Escuché que la muerte viene de a tres / La entendí mal, siendo de Dublín / Pensé ‘la muerte está en los árboles’ / Lo cual tiene sentido porque son las plantas más tristes”). Una y otra vez, te sorprende la sensación de que esta obra solo podría ser de ella.
Antes de su lanzamiento, Thompson expresó su preocupación de que la inclinación socio-política del álbum se interpretara como “increíblemente cursi e increíblemente sincera”, pero no hubo necesidad de preocuparse. Una clase magistral en abordar temas serios con un toque ligero y ingenioso, y en aliar sus letras a melodías pegadizas e innegables, Euro-Country aborda el body shaming, la salud mental, la identidad irlandesa y las desigualdades del capitalismo tardío (“Todo el tiempo perdido en las tiendas”, como ella lo expresó, “y la falta de identidad”) sin que el oyente sienta que está siendo sermoneado.
Logró interrogar el costo humano de la crisis financiera de 2008 en Irlanda – en una canción que hace referencia al guerrero irlandés mítico Cú Chulainn y a Kerry Katona en la misma línea – y provocar una viral tendencia de baile en TikTok, impulsada por Amelia Dimoldenberg de Chicken Shop Date y la actriz Julia Fox, entre otros: por cualquier medida, un logro notable. También inspiró una actuación deslumbrante en Glastonbury que se sintió como una explosión infecciosa de alegría ligeramente caótica.
Thompson ha descrito Euro-Country como “el álbum más importante que he hecho” y como el final de algo: “romper con una vieja versión de mí misma”. Comprensiblemente, no “quiere hacer otro disco en el que me autoflagelo durante tres meses en un apartamento extraño en Nueva York y haya insectos imaginarios arrastrándose por todas partes”. En esa entrevista, se preguntó en voz alta si la composición de canciones era una ocupación sostenible para ella; si buscar tratamiento para su salud mental podría detener el flujo de canciones. Cualquiera que sea el futuro para CMAT, Euro-Country es un hito en su carrera y en la música pop de 2025. Es la obra triunfal de una artista que parece estar sola, completamente inimitable: una prueba del poder de forjar una identidad única en un clima donde lo convencional a menudo prevalece.
