Una nueva investigación publicada en eLife detalla cómo el cerebro integra señales de diferentes áreas para crear un sentido de dirección. El estudio se centra en la corteza de la dirección de la cabeza en el presubículo, una región del cerebro crucial para la navegación espacial.
Los investigadores descubrieron que esta corteza integra específicamente señales provenientes del tálamo y de la corteza retrosplenial. Esta integración no es uniforme, sino que varía según las proyecciones neuronales específicas, lo que sugiere una organización más compleja de lo que se pensaba anteriormente. En esencia, el cerebro no solo recibe información sobre la dirección, sino que también la procesa de manera diferenciada según el origen de la señal.
Este hallazgo podría tener implicaciones importantes para comprender cómo el cerebro crea mapas cognitivos y cómo se producen errores en la navegación, así como para el estudio de enfermedades neurodegenerativas que afectan la orientación espacial.
