Una experiencia laboral como asistente legal reveló una disparidad salarial y de responsabilidades que impulsó a una persona a continuar su formación académica. Inicialmente, el puesto ofrecía un salario anual de 28.000 dólares, a pesar de que las tareas desempeñadas eran sustancialmente similares a las realizadas por abogados.
Esta situación llevó a la decisión de ingresar a la facultad de derecho, buscando una compensación más acorde con el nivel de responsabilidad y la complejidad del trabajo realizado. El caso ilustra una posible infravaloración económica de los roles de apoyo en el ámbito legal y la importancia de la cualificación profesional para acceder a mejores oportunidades salariales.
