La diabetes mellitus es una condición crónica de alta prevalencia a nivel mundial, que se espera que afecte a cerca de 783 millones de adultos para el año 2045, según las proyecciones actuales. Además de las complicaciones metabólicas y cardiovasculares, la diabetes impone una carga psicológica significativa, siendo la depresión una de las comorbilidades más frecuentes. Esta doble carga se asocia con el agravamiento de ambas enfermedades y peores resultados clínicos. Existen mecanismos biológicos comunes tanto en la diabetes como en la depresión, como la inflamación crónica, la disfunción del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal y las alteraciones genéticas. En comparación con la diabetes sola, la coexistencia de depresión se asocia con una mayor variabilidad glucémica, una menor adherencia terapéutica y un mayor riesgo cardiovascular.
Las estimaciones de la prevalencia de depresión entre personas con diabetes varían ampliamente entre estudios y regiones del mundo, lo que refleja diferencias en el acceso a la atención médica y factores sociodemográficos. La mayoría de los estudios previos se centran en regiones específicas y difieren en su metodología, lo que dificulta su comparación.
Ante esta situación, un grupo de investigadores chinos llevó a cabo un estudio para revisar de forma actualizada y global la prevalencia de la depresión en personas con diabetes mellitus, así como para identificar los factores de riesgo independientes asociados a su aparición. Los hallazgos fueron publicados en la revista Frontiers in Endocrinology en octubre de 2025.
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Métodos
Se realizó una revisión sistemática y metaanálisis siguiendo las directrices PRISMA, utilizando las bases de datos PubMed, Web of Science, Cochrane Library, ProQuest y Embase. Se incluyeron estudios observacionales (transversales o de cohorte) que involucraron a adultos (edad ≥ 18 años) con diabetes tipo 1 o tipo 2, y que presentaran datos de prevalencia de depresión y estimaciones de riesgo ajustadas. Solo se incluyeron estudios que utilizaron instrumentos validados para el cribado de la depresión.
Resultados
Después de una revisión inicial de más de 19.000 artículos, se incluyeron 39 estudios, con un total de 17.486 pacientes con diabetes. La mayoría de los estudios se realizaron en Asia (22) y África (11), con una menor representación de Europa (2) y América del Norte (4).
La prevalencia combinada de depresión en personas con diabetes fue del 35%, con una heterogeneidad sustancial entre los estudios. No se detectó sesgo de publicación significativo. En el análisis de subgrupos, la prevalencia fue mayor en mujeres (34%) en comparación con los hombres (26%). En los estudios realizados en hospitales, la prevalencia fue del 38%, en comparación con el 30% en los estudios realizados en el ámbito ambulatorio. No hubo diferencias estadísticamente significativas en relación con la edad, el método diagnóstico utilizado, la región geográfica del estudio y el año de publicación.
Se identificaron varios factores de riesgo independientes para la depresión. Entre los factores sociodemográficos, la edad superior a 60 años, el sexo femenino y el estado civil soltero aumentaron la probabilidad de depresión en un 87%, 48% y 67%, respectivamente. El desempleo aumentó la probabilidad en más de dos veces. En cuanto a los factores psicosociales, la ansiedad, el bajo apoyo social, el estrés y la mala adherencia medicamentosa aumentaron de 2 a 6 veces la probabilidad de depresión. El uso de insulina aumentó la frecuencia en más de dos veces, mientras que la presencia de complicaciones de la diabetes aumentó en un 41%. Los niveles de hemoglobina glucosilada no se correlacionaron con la frecuencia de depresión.
Conclusiones
Este metaanálisis confirma que más de un tercio de los pacientes diabéticos presentan síntomas depresivos clínicamente relevantes, lo que constituye un grave problema de salud pública a nivel mundial. Los factores sociodemográficos, psicológicos y clínicos interactúan para aumentar el riesgo de depresión, delineando perfiles de vulnerabilidad que requieren una atención diferenciada.
Estos hallazgos refuerzan la necesidad de incorporar el cribado sistemático de la depresión en la atención rutinaria de la diabetes. En particular, se recomienda un cribado y un seguimiento regulares para los grupos de mayor riesgo.
La integración entre la salud mental y el manejo metabólico debe ser una prioridad, especialmente en contextos con pocos recursos. Las estrategias de atención escalonada, que combinen el cribado, las intervenciones breves y el derivado oportuno, pueden optimizar los resultados clínicos y psicológicos.
Se necesitan estudios longitudinales para dilucidar las relaciones causales y mejorar los modelos de prevención dirigida.
