Un empresario originario de la provincia de Fujian se vio obligado a trasladarse a Shanghái en 2020 para saldar una deuda de 50.000 yuanes (aproximadamente 10 millones de wones), contraída tras el fracaso de un negocio de restauración que había emprendido junto a un amigo en su ciudad natal.
El emprendimiento, un restaurante, no logró prosperar, lo que resultó en la acumulación de la mencionada deuda. La necesidad de cumplir con las obligaciones financieras motivó el traslado del empresario a Shanghái en busca de oportunidades para generar ingresos y liquidar el pasivo.
