Una dieta mediterránea podría estar asociada con un menor riesgo de desarrollar esclerosis múltiple (EM), según investigaciones recientes. Si bien se necesita más investigación para confirmar estos hallazgos, los resultados sugieren que los patrones alimenticios ricos en frutas, verduras, granos integrales y grasas saludables podrían desempeñar un papel protector contra esta enfermedad autoinmune que afecta el sistema nervioso central.
El estudio, publicado por Medscape, analiza la posible conexión entre la dieta y la susceptibilidad a la EM. Los investigadores encontraron una correlación entre el consumo de alimentos característicos de la dieta mediterránea y una reducción en la probabilidad de desarrollar la enfermedad.
La dieta mediterránea se caracteriza por un alto consumo de aceite de oliva, pescado, frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, junto con un consumo moderado de aves de corral, huevos y productos lácteos, y un bajo consumo de carnes rojas y alimentos procesados. Se cree que sus beneficios para la salud se deben a sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes.
Aunque los mecanismos exactos por los cuales la dieta mediterránea podría influir en el riesgo de EM aún no se comprenden completamente, se especula que la modulación de la microbiota intestinal y la reducción de la inflamación sistémica podrían ser factores clave.
Es importante destacar que estos hallazgos no establecen una relación causal directa entre la dieta mediterránea y la prevención de la EM. Sin embargo, sí sugieren que adoptar este patrón alimenticio podría ser una estrategia complementaria para promover la salud neurológica y potencialmente reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
