La cinco veces campeona olímpica Krisztina Egerszegi ha revelado historias personales que nunca antes se habían visto en las transmisiones televisivas, incluyendo lo que la ayudó a superar la presión antes de la final de los 200 metros espalda en los Juegos Olímpicos de 1988. “Seúl fue mi primera Olimpiada y yo era muy joven”, comentó, recordando el gran apoyo que recibió del entonces ya reconocido Tamás Darnyi antes de la final.
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En la sala de espera se reunieron los ocho finalistas y la dejaron entrar conmigo. Hablamos mucho y me distrajo por completo de todo. Es un buen recuerdo.
Egerszegi también habló con sinceridad sobre cómo intentó comprender el peso de los Juegos Olímpicos con una “lógica infantil”.
“Todos ya habían terminado sus vacaciones, solo yo no, y en mi mente estaba que aquí estaban los Juegos Olímpicos. Mi entrenador, Laci bá’, siempre me decía que los Juegos Olímpicos eran como cualquier otra competición, no había que darle más importancia, solo que había más participantes. Lo que tenía en mente era que me gustaría superarlo para poder irme de vacaciones finalmente.”
La preparación tampoco fue sencilla, ya que el calendario de los Juegos alteró el ritmo de toda la temporada. “Los Juegos Olímpicos fueron en otoño, y se retrasaron, así que tuvimos que entrenar durante todo ese período, y justo antes tuve una sinusitis que me obligó a perderme algunos entrenamientos. En Seúl, en la piscina, entrené seriamente antes de la competición.”
La legendaria nadadora también recordó un peculiar recuerdo familiar.
Su abuela tenía un disco de vinilo con el himno nacional.
Lo escuchaba mucho con ella, pero creo que conscientemente me convertí en campeona olímpica antes de decidir que quería serlo.
En la película también se mencionó el mensaje que sus padres le enviaron cuando tenía solo 14 años, antes de su primera participación en unos Juegos Olímpicos. “Mis padres me dejaron ir a los primeros Juegos Olímpicos con una nota que pusieron en el libro que estaba leyendo. En ella escribieron que estuviera orgullosa de ser húngara, de representar a mi país y que hiciera todo lo posible por ello. Siempre lo tuve presente, y creo que es algo muy bueno haber sido la mejor del mundo en algo como húngara. Y pude demostrarlo.”
