“Las hormigas reducen la inversión por individuo en uno de los tejidos más costosos nutricionalmente para el beneficio del colectivo”, explica Matte. “Están pasando de la auto-inversión a una fuerza laboral distribuida.”
El poder del colectivo
Los investigadores creen que el patrón que observaron en las hormigas refleja una tendencia más universal en la evolución de la complejidad social. La transición de una vida solitaria a sociedades complejas se asemeja a la transición de organismos unicelulares a multicelulares.
En un organismo unicelular, una célula debe ser un “todoterreno”, realizando cada función necesaria para la supervivencia. En un animal multicelular, sin embargo, las células individuales a menudo se vuelven más simples y especializadas, dependiendo del colectivo para la protección y los recursos.
“Es un patrón que se hace eco de la evolución de la multicelularidad, donde las unidades cooperativas pueden ser individualmente más simples que una célula solitaria, pero colectivamente capaces de una mayor complejidad”, afirma Matte. Aún así, la cuestión de si la subinversión en los individuos tiene sentido para impulsar el colectivo en criaturas distintas a las hormigas sigue abierta, y lo más probable es que no tenga tanto que ver con la economía nutricional como con la reproducción.
Sirvientes prescindibles
El estudio se centró en hormigas que ya tienen una división reproductiva del trabajo, donde las obreras no se reproducen. Esta estructura social es probablemente el requisito previo clave para la estrategia del trabajador económico. Para el equipo, esta es la razón por la que, hasta ahora, no se han encontrado patrones evolutivos similares en organismos sociales más complejos como los lobos, que viven en manadas, o los humanos con sus sociedades increíblemente complejas. Los lobos y las personas son sociales, pero mantienen un alto grado de interés propio en lo que respecta a la reproducción. Las hormigas obreras podrían ser consideradas prescindibles porque no transmiten sus propios genes, son esencialmente extensiones de la estrategia reproductiva de la reina.
Antes de buscar signos de enfoques similares a los de las hormigas ante los dilemas de calidad versus cantidad en otras especies, el equipo quiere examinar más de cerca a las hormigas. Economo, Matte y sus colegas buscan ampliar su análisis a otros tejidos de las hormigas, como el sistema nervioso y los músculos, para ver si la reducción de la calidad de los individuos se extiende más allá del exoesqueleto. También están estudiando los genomas de las hormigas para ver qué innovaciones genéticas permitieron el cambio de calidad a cantidad. “Todavía tenemos mucho trabajo por hacer para comprender la evolución de las hormigas”, dice Matte.
Science Advances. 2025. DOI: 10.1126/sciadv.adx8068
