Hace aproximadamente 800 años, Richard Fishacre, un fraile dominico de la Universidad de Oxford, desafió el pensamiento científico de su época. Utilizando su comprensión del comportamiento de la luz, demostró que las estrellas y los planetas están compuestos por los mismos elementos que se encuentran en la Tierra. A pesar de la fuerte crítica que recibió en su momento, Fishacre probablemente se sentiría complacido de saber que principios muy similares se están utilizando hoy en día para realizar nuevos descubrimientos.
En su época, se creía que la Tierra estaba compuesta por cuatro elementos – fuego, agua, tierra y aire – mientras que las estrellas y otros planetas estaban hechos de un quinto elemento especial, transparente e inmutable.
Sin embargo, Fishacre basó sus argumentos en su entendimiento de la luz y el color. Si las estrellas y los planetas estuvieran hechos de una sustancia transparente, argumentaba, deberían aparecer transparentes. En cambio, el color rojo de Marte, el amarillo de Venus y el azul y blanco de la Luna, eran, según él, evidencia clara de que estaban compuestos por múltiples elementos también presentes en la Tierra.
Hoy en día, telescopios como el James Webb detectan variaciones en el brillo y el color de la luz proveniente de planetas y estrellas distantes. Recientemente, revelaron que TOI-421b – un exoplaneta a unos 244 años luz de distancia – tiene una atmósfera rica en agua y dióxido de azufre.
