La enfermedad del hígado graso, a menudo denominada un “asesino silencioso”, está alcanzando proporciones epidémicas en India. Un estudio de 2021 sugiere que casi el 39 por ciento de los adultos están afectados. Aunque el hígado se encuentra en lo profundo del abdomen, los principales hepatólogos y gastroenterólogos advierten que las dificultades del órgano a menudo se manifiestan a simple vista.
“El rostro sirve como un indicador externo temprano del estrés metabólico interno”, explicó el Dr. Vikram Raut, consultor senior de trasplante de hígado y cirugía HPB del Hospital Fortis Mulund en Mumbai. Debido a que el hígado es fundamental para la regulación hormonal, la eliminación de toxinas y el procesamiento de nutrientes, su disfunción puede desencadenar cambios dermatológicos y vasculares visibles.
Expertos médicos de todo el país han identificado cinco signos faciales críticos que podrían indicar que su hígado está en peligro. Según ellos, su rostro podría estar contando una historia que su hígado no puede expresar; prestar atención a estas señales tempranas podría ser clave para prevenir complicaciones a largo plazo, como la cirrosis o la insuficiencia hepática.
1. Coloración amarillenta de la piel y los ojos (ictericia)
El signo más clásico de problemas hepáticos es un tono amarillento, conocido como ictericia. El Dr. Mallikarjun Sakpal, consultor de HPB y médico de trasplante del Hospital Aster CMI en Bengaluru, explicó que esto ocurre cuando el hígado no puede procesar la bilirrubina, un producto de desecho de la descomposición de los glóbulos rojos. “Cuando el hígado tiene dificultades, los niveles de bilirrubina aumentan, causando una leve coloración amarillenta de la esclerótica (parte blanca del ojo) o la piel del rostro que nunca debe ignorarse”, afirmó.
2. Inflamación facial y bolsas debajo de los ojos
Si se despierta con una apariencia consistentemente hinchada alrededor de las mejillas y los ojos, puede que no se deba solo a la falta de sueño. El Dr. Sudeep Khanna, consultor senior de gastroenterología del Hospital Indraprastha Apollo, señaló la retención de líquidos como la causa. “Cuando el hígado está sobrecargado de grasa, produce menos de las proteínas necesarias para mantener los líquidos dentro de los vasos sanguíneos. Esto provoca fugas en los tejidos faciales, causando una hinchazón persistente”, explicó.
3. Acné en adultos y brotes grasos
Los brotes repentinos, particularmente alrededor de la mandíbula, las mejillas y la frente, pueden ser una señal de enfermedad esteatósica hepática asociada a disfunción metabólica (MASLD). Según el Dr. Sakpal, un hígado graso no puede eliminar toxinas ni equilibrar hormonas como los andrógenos de manera eficiente. Este desequilibrio desencadena una sobreactividad de las glándulas sebáceas y granos persistentes que no responden a los tratamientos tópicos convencionales.
4. Venas rojas en forma de araña y enrojecimiento similar a la rosácea
Las pequeñas líneas rojas que se ramifican como una telaraña, conocidas como arañas vasculares, son marcadores frecuentes de cicatrización hepática grave o cirrosis. El Dr. Raut explicó que estas son causadas por capilares dilatados. El Dr. Khanna añadió que el “enrojecimiento similar a la rosácea” a menudo surge de una mala descomposición de los estrógenos, lo que aumenta el flujo sanguíneo a la piel del rostro y desencadena redes vasculares visibles.
5. Opacidad, picazón y piel parchada
La enfermedad hepática puede robar el brillo natural de la piel. El Dr. Sakpal compartió que un hígado graso a menudo reduce la absorción de vitaminas A y E, lo que provoca una piel seca, escamosa y con picazón. Además, el Dr. Raut añadió que los pacientes pueden experimentar un oscurecimiento “grisáceo-marrón” o una apariencia parchada en el rostro debido a desequilibrios hormonales y la acumulación de sales biliares en el torrente sanguíneo.
Una epidemia silenciosa: ¿se puede revertir?
Aunque estos signos son alarmantes, el consenso médico es esperanzador. El Dr. Khanna compartió que la enfermedad del hígado graso a menudo es asintomática en sus primeras etapas, detectándose generalmente mediante una ecografía. Sin embargo, una vez que aparecen los signos faciales, es una señal clara de que hay que actuar. “Una pérdida de peso de solo un 5 a un 10 por ciento puede reducir significativamente la grasa hepática e incluso revertir la progresión de la enfermedad”, afirmó el Dr. Khanna.
Cambios de estilo de vida recomendados
- Dieta: Cambie a comidas ricas en verduras y elimine los refrescos azucarados.
- Actividad: Incorpore al menos 30 minutos de caminata diaria.
- Suplementación: Agregar especias antiinflamatorias como la cúrcuma puede ayudar a la recuperación.
- Exámenes: Si tiene factores de riesgo como obesidad o diabetes, consulte a un médico para una FibroScan o ecografía.
Nota para los lectores: Este artículo es solo para fines informativos y no sustituye el consejo médico profesional. Siempre busque el consejo de su médico con cualquier pregunta sobre una condición médica.
