Investigadores del Imperial College han explorado cómo ciertos “fagópiraos” –virus fascinantes que secuestran a otros virus– logran penetrar en las bacterias. Comprender estos mecanismos podría abrir nuevas vías para combatir las infecciones resistentes a los medicamentos, un desafío global de salud de enorme magnitud.
La empresa Co-scientist contribuyó a este trabajo con la capacidad de analizar rápidamente décadas de investigación publicada y formular, de forma independiente, una hipótesis sobre los mecanismos de transferencia genética bacteriana que coincidía con lo que el equipo de Imperial había estado desarrollando y validando experimentalmente durante años.
Lo que estamos viendo es que este sistema puede comprimir drásticamente la fase de generación de hipótesis, sintetizando grandes cantidades de literatura rápidamente, mientras que los investigadores humanos siguen diseñando los experimentos y comprendiendo el significado real de los hallazgos para los pacientes.
Mirando hacia los próximos cinco años, más allá de las proteínas y los materiales, ¿cuál es el “problema sin resolver” que le quita el sueño y que estas herramientas podrían ayudar a solucionar?
Lo que realmente me entusiasma es comprender cómo funcionan las células como sistemas completos, y descifrar el genoma es fundamental para ello.
El ADN es el libro de recetas de la vida, las proteínas son los ingredientes. Si realmente podemos entender qué nos hace genéticamente diferentes y qué sucede cuando el ADN cambia, desbloquearemos oportunidades extraordinarias. No solo la medicina personalizada, sino también el diseño potencial de nuevas enzimas para abordar el cambio climático y otras aplicaciones que van mucho más allá de la atención médica.
Dicho esto, simular una célula completa es uno de los principales objetivos de la biología, pero todavía estamos lejos de lograrlo. Como primer paso, debemos comprender la estructura interna de la célula, su núcleo: exactamente cuándo se lee cada parte del código genético, cómo se producen las moléculas de señalización que finalmente conducen al ensamblaje de las proteínas. Una vez que hayamos explorado el núcleo, podremos trabajar desde adentro hacia afuera. Estamos avanzando hacia ese objetivo, pero tomará varios años más.
Si pudiéramos simular células de manera confiable, transformaríamos la medicina y la biología. Podríamos probar candidatos a fármacos computacionalmente antes de la síntesis, comprender los mecanismos de la enfermedad a un nivel fundamental y diseñar tratamientos personalizados. En esencia, se trata del puente entre la simulación biológica y la realidad clínica: pasar de las predicciones computacionales a terapias reales que ayuden a los pacientes.
Esta historia apareció originalmente en WIRED Italia y ha sido traducida del italiano.
