En una entrevista, Nora Stankewitz, terapeuta sistémica y especialista en alimentación intuitiva, explica que la alimentación intuitiva no se centra en la pérdida de peso, sino en desarrollar una aceptación del propio cuerpo y de la comida, incluso si no siempre se está satisfecho con ello. Stankewitz señala que muchas personas, especialmente mujeres, acuden a ella con el deseo de adelgazar, por lo que es importante cuestionar las necesidades subyacentes a este deseo.
La terapeuta explica que la alimentación intuitiva se abandona cuando las emociones de presión, obligación o culpa determinan el comportamiento alimentario. Observa que esto es común en madres que no logran perder el peso ganado durante el embarazo, cuestionando la presión social para recuperar la figura anterior al parto.
Para agudizar la intuición en relación con la alimentación, Stankewitz recomienda prestar atención a las señales del cuerpo, como el hambre, el antojo y la saciedad. Muchas personas esperan a tener mucha hambre para comer, cuando las señales tempranas, como la falta de concentración o el dolor de cabeza, ya indican una necesidad de alimento. Se trata de reconectar con las necesidades del cuerpo y satisfacerlas.
Stankewitz relata que su interés en la alimentación intuitiva surgió de su propia experiencia con un trastorno alimentario. Critica los modelos de cuerpo promovidos en los medios de comunicación en los años 90 y 2000, como los de Kate Moss y el programa Germany’s Next Topmodel, que pueden ser perjudiciales para personas con baja autoestima. En su opinión, el cuerpo se convierte en un lugar para ejercer el control, algo que la sociedad recompensa.
La especialista se dirige específicamente a las mujeres en sus ofertas porque, según ella, la sociedad patriarcal impone a las mujeres la necesidad de ser atractivas y ocupar poco espacio, tanto física como emocionalmente. Esta constante preocupación por el cuerpo les roba tiempo y energía que podrían dedicar a otras causas. Para Stankewitz, la alimentación intuitiva es también una forma de emancipación, ya que permite a las mujeres liberarse de estas presiones y encontrar un nuevo sentido de confianza en sí mismas, lo que puede extenderse a otras áreas de sus vidas.
En cuanto a las fiestas navideñas, Stankewitz señala que son un momento de gran exposición a la comida, lo que puede generar estrés. Advierte sobre la prevalencia del “diet talk” (conversaciones sobre dietas) durante estas fechas, donde se comenta lo que se come y se juzga el cuerpo de los demás. Sugiere establecer límites claros, como prohibir las críticas al propio cuerpo o al de los demás, y centrarse en otros temas de conversación.
Para quienes temen ganar peso durante las fiestas, Stankewitz recomienda buscar ayuda profesional. En general, aconseja establecer límites y contrarrestar los comentarios negativos sobre el cuerpo, promoviendo un ambiente más positivo y libre de juicios.
