Si las Gemínidas despertaron su interés por las lluvias de meteoros, esta semana le toca el turno a las Úrsidas. Aunque no son tan abundantes como las Gemínidas, con un máximo de 10 meteoros por hora, presenciar uno de los eventos más sutiles de la naturaleza tiene una satisfacción única.
El polvo cósmico que compone las Úrsidas proviene del cometa 8P/Tuttle, descubierto en 1858 por el astrónomo estadounidense Horace Parnell Tuttle, un prolífico buscador de cometas.
El pico de la lluvia de meteoros ocurrirá en la noche del 22 al 23 de diciembre. Los meteoros parecen irradiar desde la constelación de Ursa Minor, el oso menor. El diagrama muestra la vista hacia el norte a medianoche, en el momento en que el 22 de diciembre se convierte en 23 de diciembre. Dado que Ursa Minor es circumpolar desde el Reino Unido –visible durante todo el año–, el radiante será visible tan pronto como se ponga el sol.
Observar meteoros siempre requiere paciencia, especialmente con una lluvia de baja frecuencia como las Úrsidas. Abríguese extremadamente bien, especialmente los pies, y lleve una silla de jardín y una manta para no estar de pie durante una hora o más.
Debido a que el radiante se encuentra tan al norte, las Úrsidas no son visibles desde el hemisferio sur.
