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Nueva York se transforma en un tranquilo paisaje invernal con la suave caída de copos de nieve sobre sus calles. La ciudad, conocida por su vibrante actividad, adopta una atmósfera de paz y serenidad.
Desde las concurridas avenidas hasta los rincones más tranquilos, la nieve pinta un cuadro de ensueño, invitando a disfrutar de la magia del invierno en el corazón de la Gran Manzana.
