Hay días en los que notas que tu móvil se calienta más de lo normal, incluso al salir de casa. Abrir redes sociales, usar el mapa o responder mensajes puede hacer que la carcasa empiece a calentarse sin que estés realizando tareas especialmente exigentes.
Al volver a conectarte a WiFi, y con un uso similar, la temperatura suele disminuir. Esto no es coincidencia: los datos móviles tienden a generar más calor debido a la forma en que funciona la radio, la potencia que requiere y las posibles inestabilidades en la cobertura.
La radio móvil consume más energía que el WiFi
Al utilizar redes 4G o 5G, tu teléfono no solo accede a Internet, sino que también se comunica constantemente con la antena de la operadora, ajustando parámetros y manteniendo la conexión incluso cuando las condiciones cambian.
Este proceso requiere energía y se hace especialmente evidente al subir archivos, ya que el móvil debe esforzarse más para enviar datos. Subir fotos, audios, vídeos o sincronizar con la nube puede generar más calor al usar datos móviles que al conectarte a WiFi.
En casa, la conexión WiFi suele ser más corta y estable, requiriendo menos potencia de transmisión y menos ajustes constantes.
Cuando la señal es débil, el móvil se esfuerza más
Una causa común es la cobertura irregular que se encuentra en interiores, garajes, ascensores o áreas con señal deficiente. En estas situaciones, el móvil no solo se conecta más lentamente, sino que también intenta mantener la conexión, busca señal, cambia de celda y puede aumentar la potencia de transmisión para que la red lo detecte correctamente.
Todo este esfuerzo adicional consume más energía y puede provocar un aumento de la temperatura. Por eso, a menudo se calienta más en un lugar con “dos rayas” de señal que en uno con cobertura completa, incluso realizando la misma tarea.
5G inestable y movimiento: una combinación problemática
Si te encuentras en movimiento, ya sea caminando, en coche o en tren, la red cambia constantemente. El móvil salta entre diferentes antenas y toma decisiones en tiempo real para mantener la mejor conexión posible. En algunos casos, alterna entre 5G y 4G según la disponibilidad y la calidad de la señal.
Cuando este cambio es continuo, el módem permanece más tiempo trabajando a plena capacidad. Si bien el 5G no siempre es peor, una señal 5G que se interrumpe constantemente suele ser menos eficiente que una conexión 4G estable.
Uso del móvil como punto de acceso: el teléfono como router
Cuando compartes tu conexión a Internet, tu teléfono actúa como un pequeño router. Mantiene activa la conexión 4G o 5G y, al mismo tiempo, crea una red WiFi para que otro dispositivo se conecte.
Esta tarea requiere un esfuerzo doble, con un flujo constante de datos, y normalmente se traduce en un aumento de la temperatura. Si además el móvil se está cargando o el dispositivo conectado está consumiendo muchos recursos, este aumento se hace aún más evidente.
Si notas que tu móvil se calienta con frecuencia al usar datos, lo más efectivo suele ser reducir la inestabilidad de la conexión. En áreas donde la señal 5G es intermitente, forzar el uso de 4G puede proporcionar una conexión menos ambiciosa, pero más constante.
También es útil evitar las subidas de archivos pesados cuando la cobertura es baja, ya que este proceso exige un mayor esfuerzo a la radio móvil.
Y si estás utilizando el móvil como punto de acceso, es normal que se caliente más, especialmente si también se está cargando.
En resumen, si tu móvil se mantiene más fresco con WiFi, existe una explicación técnica. Al usar datos móviles, la radio suele requerir más potencia y, si la cobertura es deficiente, el teléfono se esfuerza más para mantener la conexión. Ese esfuerzo es lo que finalmente se percibe como calor.
Imágenes | Manuel Naranjo, Xataka
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