San Francisco ha dado un paso histórico al demandar a las mayores corporaciones de alimentos ultraprocesados del mundo por los daños a la salud de sus ciudadanos. La demanda, interpuesta por la Fiscalía General de la ciudad, se dirige contra gigantes de la industria como Coca-Cola, PepsiCo, Kraft Heinz, Nestlé, General Mills, Mars Inc., Mondelez International, ConAgra Brands, Post Holdings y WK Kellogg.
La acción legal argumenta que estas empresas comercializan productos diseñados intencionalmente para ser adictivos, con altos contenidos de azúcares, grasas, sal y aditivos químicos, y un valor nutricional mínimo. Se les acusa de contribuir a la crisis de salud pública relacionada con la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, principales causas de enfermedad y muerte.
La ciudad de San Francisco busca que las corporaciones rindan cuentas y restituyan los multimillonarios costos de atención médica que sus productos han generado a los sistemas de salud. La demanda se basa en la evidencia de que estas empresas conocían los efectos perjudiciales de sus productos, de manera similar a lo que ocurrió con la industria tabacalera.
De hecho, la Universidad de California, San Francisco, alberga una extensa biblioteca con documentos internos de la industria tabacalera que demuestran que las compañías sabían del daño causado por el tabaquismo y lo negaron públicamente durante más de 20 años. Se está formando un archivo similar con documentos internos e investigaciones sobre la industria de los ultraprocesados, que revelan un patrón de conocimiento y negación de los daños a la salud.
Esta no es la primera vez que se presentan demandas contra corporaciones por daños a la salud en Estados Unidos. Las demandas contra las tabacaleras en la década de 1990 resultaron en un acuerdo de 265 mil millones de dólares, mientras que las demandas contra los fabricantes de opioides han generado multas por decenas de miles de millones de dólares.
San Francisco ha sido pionera en la regulación de productos nocivos para la salud, como lo demuestra la implementación del primer impuesto a las bebidas azucaradas en Estados Unidos. La ciudad busca ahora extender esa misma lógica a la industria de los ultraprocesados.
La pregunta que surge es si las empresas como Coca-Cola y PepsiCo también han sido conscientes de los daños a la salud causados por sus productos, y si han negado sistemáticamente esa realidad. ¿Cuál sería el costo de los 230 mil nuevos casos anuales de diabetes y enfermedades cardiovasculares en México relacionados con el consumo de bebidas azucaradas, y qué parte de esa carga correspondería a estas corporaciones?
Laura Schmidt, investigadora de la Universidad de California, San Francisco, y una de las impulsoras del archivo de documentos de las corporaciones de ultraprocesados, comparó la situación actual con un “accidente de tren en cámara lenta”, señalando que las tasas de diabetes infantil y obesidad infantil han seguido aumentando a pesar del conocimiento de los riesgos.
Schmidt enfatizó que el objetivo principal de estas corporaciones es maximizar sus ganancias, incluso a costa de la salud pública, produciendo alimentos baratos, adictivos y con poco valor nutricional. San Francisco ha dado el primer paso, y se espera que esta demanda siente un precedente para futuras acciones legales contra la industria de los ultraprocesados.
