No dormimos bien. Nos cuesta horrores, y para colmo, no descansamos adecuadamente. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), un 48% de la población adulta sufre de sueño de mala calidad y un 54% duerme menos horas de las recomendadas. De hecho, uno de cada tres adultos se despierta sintiéndose sin haber tenido un descanso reparador, una situación con la que muchos de nosotros podemos identificarnos fácilmente.
Sin embargo, a menudo no le damos la importancia que merece al sueño, a pesar de que es un aspecto fundamental para nuestra salud física y mental. Cuando somos conscientes del problema, a veces intentamos solucionarlo recurriendo a suplementos o medicamentos que, en opinión de la doctora Nuria Roure, solo enmascaran y agravan la situación.
“Muchas personas necesitan una pastilla para poder dormir y aun así se levantan cansadas cada mañana. Creen que si logran quedarse dormidas, el descanso está garantizado. La sensación de alivio inicial crea la impresión de que el sueño se ha recuperado”, explica la psicóloga especialista en medicina del sueño.
“Pero lo que realmente ocurre es que el cuerpo entra en un estado similar al sueño, sí, pero no sigue sus fases naturales. La profundidad, la regulación emocional y la reparación interna se ven alteradas”, añade.
“Al despertar –subraya– aparecen cansancio acumulado, irritabilidad, dificultades para concentrarse y una sensación persistente de no haber recuperado energía, incluso si la noche ha parecido correcta. Es un falso alivio. Parece que duermes, pero tu cuerpo no está descansando de verdad”.
Y lo que es peor, con el tiempo, la experta asegura que la misma dosis “deja de producir el mismo efecto”. “El sistema nervioso se acostumbra, la pastilla pierde potencia y el descanso se vuelve aún más irregular”, comparte la doctora Roure.
Esta situación puede provocar noches “más inquietas, mayor dependencia de la medicación y la percepción de que sin ella es imposible conciliar el sueño”. Esto genera, a su vez, según la psicóloga, una mayor preocupación y una “desconexión progresiva” del sueño natural.
La clave para dormir no está en los fármacos ni en los suplementos
¿Significa esto que los suplementos y fármacos para inducir el sueño son inútiles? No exactamente. “La medicación puede ayudar en momentos puntuales y ser necesaria en ciertas situaciones médicas, pero no enseña al cuerpo a dormir. Solo lo acompaña temporalmente”, explica la experta.
“El descanso sostenible requiere recuperar la capacidad interna que se ha ido perdiendo. Cuando se trabaja sobre los mecanismos que regulan el sueño –ritmos, pensamientos, hábitos, activación fisiológica– el cuerpo vuelve a reconocer sus fases y se reduce la necesidad de recurrir a una pastilla para forzar el sueño”, concluye la especialista en medicina del sueño.
En otras palabras, una pastilla puede ser un remedio temporal, pero no debe convertirse en la norma, ya que acaba perdiendo eficacia, generando mayor dependencia y, si no nos proporciona el descanso deseado, también más frustración. Debemos evitar caer en ese círculo vicioso.
Todo lo que hacemos a lo largo del día, desde que nos levantamos, influye en nuestro descanso. Si respetamos nuestros ritmos biológicos, hacemos ejercicio físico, seguimos una alimentación saludable, somos capaces de manejar el estrés, evitamos sustancias como el café después del mediodía o el alcohol, y tratamos de controlar el uso de pantallas antes de acostarnos, ya habremos hecho mucho para mejorar la calidad de nuestro sueño. Y si tenemos alguna duda, es conveniente consultar con un profesional.
“Para dormir bien hay que vivir bien. Nuestro sueño comienza a construirse cuando nos despertamos por la mañana. Dependiendo de cómo transcurra el día, así será la noche”, ha comentado la doctora Roure en más de una ocasión. Y no podría estar más en lo cierto.
Álvaro Piqueras es experto en deportes y en el último lustro se ha especializado en fitness, nutrición y otros temas de salud. Trata de mantenerse al día en lo que se refiere a nuevas investigaciones y tendencias de los campos que domina para poder compartir con rigor la rutina de entrenamiento que puede inspirar un cambio en tus hábitos, las propiedades de los alimentos que deberían formar parte de tu dieta o los hallazgos científicos que pueden mejorar el bienestar físico y mental de personas como tú.
Comenzó su trayectoria en medios locales y regionales de la tierra de Don Quijote, concretamente en Albacete. De ahí dio el salto a medios de ámbito nacional tras un enriquecedor paso por una maravillosa agencia de publicidad independiente con nombre de canción de los Beatles (GettingBetter), aunque siempre mantuvo intacta su vocación periodística.
De ahí que persiguiera su sueño de trabajar para alguno de los principales grupos editoriales del país como Prisa, Vocento y ahora también Hearst. Quizá le hayas leído en la versión digital del Diario As, abordando infinidad de temáticas, o en ABC y otras cabeceras y revistas del grupo elaborando reportajes de branded content para grandes marcas, multinacionales e instituciones. Y si no has tenido la ocasión, este es el momento de hacerlo en Men’s Health y Runner’s World.
Como no podía ser de otra forma, confiesa ser un amante de la práctica deportiva y desde muy pequeño ha probado con disciplinas tan dispares como atletismo, fútbol, baloncesto, tenis, ciclismo o natación. Unas veces sintiendo la adrenalina de la competición, y otras simplemente disfrutando de los beneficios de la actividad física. Ahora le ha dado por los ejercicios funcionales y el boxeo porque tiene la certeza de que el saco es incapaz de devolverle los golpes.
Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Alicante, también posee formación específica en gestión y dirección de RRSS, planificación estratégica y diseño gráfico. Últimamente se ha adentrado en el universo de la inteligencia artificial generativa aplicada al periodismo, pero jura y perjura que no la emplea profesionalmente porque, entre otras consideraciones, sigue disfrutando de cada palabra que escribe tras 20 años de experiencia en el sector de la comunicación.
