Ingredientes de diciembre en Turín: un cielo razonablemente despejado sobre el gélido Po, un selfie en el ahora famoso “bosque de árboles de Navidad” en Piazzetta Reale, El lago de los cisnes de Chaikovski en el Teatro Regio Torino del 19 al 28 de diciembre. Al salir, la oscuridad invita a recorrer las Luci d’Artista Torino. Esta ruta de arte urbano, que ya cumple 28 ediciones, invita a grandes autores internacionales a iluminar la ciudad festiva –típicamente turinesa, pero hoy imitada en todas partes–, y es tan emblemática como los cremini y Piazza San Carlo. Cuatro son las nuevas obras para 2025, destacando el aforismo de neón Sex and Solitude de la estrella británica Tracey Emin en los Giardini Reali, a la sombra de la Mole.
La cena de Nochebuena
La exposición más “monárquica” es la dedicada al “divino” Guido Reni, maestro del clasicismo del siglo XVII, entre retratos de reales en la Galleria Sabauda hasta el 18 de enero. Después, un paseo por los Giardini Sambuy, frente a la estación de Porta Nuova, donde el Gazebo ha reabierto después de diez años con una programación de eventos, y donde se puede visitar el tradicional belén del escenógrafo e ilustrador Emanuele Luzzati.
¿La cena festiva? Lo ideal sería recibir una invitación de una dama local que prepara a mano los plin, los agnolotti rellenos de tres asados. Son uno de los platos del verdadero menú de la noche de Nochebuena: lo cuenta con aire soñador Paolo Fantini, chef de Scannabue, hoy verdadero garante de la tradición culinaria turinesa. Siempre se comenzaba con anguilas en escabeche, carne cruda con trufa blanca y lengua con bagnetto rosso. Seguían los plin o los cappellacci en caldo de capón, el brasato al Barolo, la tabla de quesos y la alegría final del zabajone con los paste di meliga. Quien no tenga amigos o familiares en la ciudad puede pasar por su restaurante en el barrio de San Salvario: será casi lo mismo.
En la casa renacentista
Para la noche, una experiencia sugerente: alojarse en la casa del siglo XV Casa del Pingone, a un paso de Porta Palatina romana. Filiberto Pingone (1525-1582) fue embajador, genealogista e historiador de los Saboya. Federico De Giuli, diseñador, arquitecto y empresario en el centro de la nueva hotelería turinesa, así como alma de la restauración de este edificio, uno de los más antiguos de Turín, lo describe como el inventor de la “marca” Saboya, dinastía entonces emergente destinada a un gran futuro. Dormir en su casa, entre cajones seculares y símbolos heráldicos, es como recorrer seis siglos de historia.
Navidad en Turín 2025: compras gastronómicas
El chocolate se compra en Gobino, al inicio de via Lagrange: si hay tiempo, vale la pena reservar una degustación de las cinco variedades de Tourinot, los giandujotti “ultraortodoxos” sin leche, con vermut turinés. En cambio, la Nuvola, pandoro artesanal con glaseado de mantequilla y azúcar glas, espera en la pastelería Ghigo. Se echan un vistazo a las obras de via Roma, que completarán la remodelación del centro histórico barroco, y se almuerza en Dispensa, un nuevo local en la histórica Galleria Subalpina renovada y relanzada con mostrador de delicatessen, bar de vinos y cócteles y deliciosos menús piamonteses elaborados por los galardonados con estrellas Costardi Bros. Los plin o los tagliolini para llevar a casa se encuentran en Pastificio Bolognese, que desde 1946 los prepara para los mejores restaurantes de la ciudad.
La ciudad del futuro
La ciudad del futuro. La Turín post-Fiat de las startups y los experimentos urbanos viaja desde hace poco en el autobús de conducción autónoma AuToMove por el Lungo Dora, gratis con la app WeTaxi. ¿Y el centro del arte contemporáneo? Está en Ogr Torino, las inmensas Officine Grandi Riparazioni, ejemplo de recuperación postindustrial, donde la exposición Electric Dreams, en colaboración con la Tate Modern de Londres, relata 40 años de experimentos de arte hi-tech, mientras que la instalación inmersiva de Laure Prouvost We Felt a Star Dying vislumbra el futuro místico de los ordenadores cuánticos. En el patio, un vídeo de Soundwalk Collective, con la colaboración de la rockera Patty Smith y el compositor Philip Glass. El Museo d’Arte Orientale se llena, mientras tanto, de las grandes telarañas coloreadas de la japonesa Chiharu Shiota, voz del Japón actual.
Turín en Navidad, los nuevos restaurantes para probar
La energía de las nuevas periferias se saborea en los restaurantes del Mercato Centrale, en los límites del barrio de Borgo Dora, o en el mercadillo de los nuevos artesanos en el Cortile del Maglio, junto a la Scuola Holden. El antiguo Quadrilatero Romano es, en cambio, el área de las últimas tendencias gastronómicas. El diminuto CouCou lidera, con un toque francés, la moda imperante de los wine bar con “pequeños platos”, tapas piamontesas de autor en via Carlo Ignazio Giulio 2/G. Y frente al Santuario della Consolata está la última idea de Christian Mandura. El chef de Unforgettable Torino, la mesa ultra gourmet para diez personas, lanza con su colega Alessandro Daddea Akoya el mostrador para el rito del omakase, la cena japonesa de pequeñas porciones, una joya solo para unos pocos íntimos y un chef oficiante, diferente cada noche. Se encuentra en la galería Spazio Musa, en un palacio de época todo ladrillo y bóvedas de cañón: reservar es imposible hasta 2026, pero en el nuevo lounge se puede encontrar una mesa para un aperitivo o una cena ligera, entre cócteles, vinos y degustaciones en el mismo estilo. El chef, quizás, contará sobre su segundo trabajo: la consultoría al grupo Reply sobre la IA aplicada a la comida, para conservar mejor, desperdiciar menos y pensar los menús a bordo de los viajes interplanetarios. De Turín a Marte.
Entre mito y tendencia. Tesis, la cálida Turín de la tradición; antítesis, una Navidad alternativa. ¿El mito o la tendencia? Dos ideas para poner de acuerdo a todos. En Palazzo Madama la exposición Vedova Tintoretto. In dialogo relata la simbiosis entre los dos grandes artistas venecianos separados por cuatro siglos hasta el 12 de enero. La creatividad no tiene límites.
Y luego está la Trattoria Cirio, un extraño nuevo lugar en la tranquila periferia de corso Moncalieri. Las señales, el mobiliario, incluso la banda sonora y los precios son de un restaurante familiar de los años 70, entre Pavese y Fruttero & Lucentini. Pero la cocina tiene toques internacionales, los ingredientes son preciosos y hay la elegancia de Federico Allegri, que ya ha trabajado en un par de restaurantes con estrellas en la ciudad y es gerente de locales en los Emiratos Árabes. La creatividad no tiene precio. Y es inútil buscarle siempre una definición.
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