Un estudio publicado ayer en la revista Eurosurveillance, liderado por investigadores de la Universidad Johns Hopkins, describe un brote de mpox del clado 1b en Uvira, una ciudad densamente poblada de la República Democrática del Congo (RDC). A diferencia de lo observado en brotes anteriores, la transmisión en Uvira se produjo principalmente por contacto en el hogar, y no por exposición sexual.
En el mismo número de la revista, se detalla un segundo informe sobre la propagación del clado 1b en Irlanda, donde se identificaron casos relacionados con la transmisión sexual, doméstica y en entornos de atención médica. Este fue el primer brote documentado de este clado en el país.
La variante del clado 1b apareció inicialmente en la comunidad de Kamituga, en la RDC, en septiembre de 2023, propagándose principalmente a través del contacto heterosexual. A mediados de 2024, el brote se extendió a Uvira, a unos 370 kilómetros de distancia, afectando principalmente a niños. Entre junio y octubre de 2024, se registraron 973 casos sospechosos, casi dos tercios (63.7%) de los cuales correspondieron a menores de 15 años.
La mayoría de las exposiciones reportadas ocurrieron dentro de los hogares (67.9%), caracterizados por familias numerosas y condiciones de vida hacinadas. La transmisión sexual representó solo el 6.0% de los casos en Uvira. De entre 439 encuestados, una cuarta parte (24.6%) informó haber estado expuestos en restaurantes, bares, hoteles y clubes nocturnos, mientras que el 3.2% reportó exposición en centros de atención médica.
Niños desnutridos podrían ser más vulnerables
Varios factores clave podrían explicar la alta tasa de infección por el clado 1b entre los niños, incluyendo una mayor susceptibilidad debido a la desnutrición infantil y la inmunidad existente a la viruela en los adultos.
Aunque la tasa de mortalidad general fue baja (0.7%) en el brote centrado en Uvira, fue 5.6 veces mayor en los bebés que en otros grupos de edad, lo que sugiere la vulnerabilidad de los niños pequeños en regiones marcadas por la desnutrición, el acceso limitado a la atención médica y los hogares hacinados. El tamaño medio de los hogares en Uvira es de ocho personas, con una mediana de cuatro personas durmiendo en la misma habitación.
Sin embargo, la tasa de mortalidad del clado 1b en bebés fue, en general, menor que la observada en niños pequeños durante los brotes del clado 1a, lo que podría indicar una menor virulencia del clado 1b.
El brote en Uvira pone de relieve un cambio hacia la transmisión no sexual (aunque la transmisión sexual probablemente persiste), y abordar los vectores de transmisión no sexual en áreas densamente pobladas y con recursos limitados es un desafío. La Organización Mundial de la Salud recomienda el aislamiento domiciliario para ayudar a prevenir la transmisión, pero este puede ser costoso e impracticable para las familias en hogares hacinados.
Los autores del estudio argumentan que estas realidades demuestran la necesidad de estrategias de prevención a nivel del hogar, como la vacunación, el apoyo nutricional y las intervenciones comunitarias específicas.
Un trabajador de la salud irlandés infectado al atender a un paciente
El clado 1b de la mpox también se propaga en entornos de ingresos más altos y con más recursos. Un informe rápido publicado también ayer en Eurosurveillance detalla el primer brote conocido del clado 1b en Irlanda. El grupo irlandés involucró a cuatro casos epidemiológicamente relacionados entre agosto y octubre de 2025, incluyendo a un trabajador de la salud infectado mientras atendía a un paciente hospitalizado.
El brote irlandés se originó con un viajero que regresaba de Pakistán y se propagó a través de la transmisión sexual, doméstica y nosocomial (en un entorno de atención médica). Los casos fueron genéticamente idénticos y relacionados con una secuencia de Omán en febrero de 2025. La estrecha relación entre las secuencias de Omán e Irlanda destaca el papel de los viajes internacionales en la propagación del clado 1b y el potencial de transmisión global.
En conjunto, ambos estudios ponen de manifiesto la amenaza internacional que representa el clado 1b de la mpox. Los autores enfatizan la necesidad de una vigilancia continua, diagnósticos rápidos y respuestas multi-organizativas para prevenir una mayor propagación.
