WhatsApp, la aplicación de mensajería con cerca de 100 millones de usuarios en Rusia, se ha convertido en la última víctima de la censura del Kremlin contra las aplicaciones occidentales. Esta semana, las limitaciones en la velocidad de la red alcanzaron el 80%, dificultando enormemente el envío de mensajes y obligando a los usuarios a recurrir a la versión web. Las autoridades rusas están promoviendo activamente alternativas nacionales, como Max, una plataforma similar a WeChat.
Los problemas técnicos se han intensificado de forma progresiva. Los usuarios han experimentado dificultades para realizar llamadas durante varios meses, mientras que los problemas con la transferencia de videos y fotos comenzaron a finales de noviembre. En muchos teléfonos, la aplicación es ahora prácticamente inutilizable, ya que los mensajes no se entregan.
El Gran Cortafuegos ruso
El bloqueo de WhatsApp se enmarca dentro de una estrategia más amplia de control total sobre internet. Plataformas como Facebook, Instagram, X, Signal, Viber, Snapchat y Discord ya no funcionan en la Federación Rusa. El Kremlin ha estado siguiendo durante años el modelo chino de censura digital.
El objetivo principal es forzar a los ciudadanos rusos a descargar aplicaciones de desarrollo nacional. Max, la alternativa rusa a WeChat, ya cuenta con 75 millones de usuarios. El presidente Vladimir Putin ha instado a “estrangular” a las empresas tecnológicas occidentales.
La guerra en Ucrania y la lucha contra una supuesta “quinta columna” que se opone a la operación militar sirven como justificación para intensificar el control de la red. Esta estrategia se inscribe en el conflicto más amplio con Estados Unidos y Europa en relación con la situación en Ucrania.
