Bondi Beach, un paraíso de sol y mar en Sídney, se convirtió en cuestión de minutos en un escenario de terror y muerte durante la celebración de Hanukkah. En medio de la tragedia, un frutero musulmán se transformó en héroe al desarmar a uno de los atacantes.
Ahmed al Ahmed, de 43 años, casado y padre de dos hijos, es considerado por muchos el héroe del día. Aunque los medios locales lo identifican como musulmán, el primer ministro Netanyahu lo calificó como un ejemplo del “apogeo del heroísmo judío”.
A pesar de carecer de experiencia con armas, Ahmed actuó con determinación. Testigos describen cómo, sin dudarlo, se abalanzó sobre uno de los agresores, forcejeó con él y le arrebató el fusil. El hombre, que trabaja como frutero en Sutherland, a 26 kilómetros de Sídney, es un simple transeúnte cuya valentía podría haber salvado numerosas vidas.
Imágenes difundidas en redes sociales muestran el momento en que Ahmed, deslizándose entre los automóviles estacionados, reduce al atacante. Tras una breve lucha, le quita el arma y la apunta hacia él. El agresor, ahora inofensivo, se aleja en dirección al otro terrorista, quien posteriormente dispara contra Ahmed, hiriéndolo. A pesar de las heridas, Ahmed permanece consciente y, en lugar de responder al fuego, apoya el fusil contra un árbol.
El primer ministro australiano, Antony Albanese, destacó que “hoy hemos visto a australianos corriendo hacia el peligro para ayudar a los demás. Estos australianos son héroes”.
Mustafa, primo de Ahmed, lo describió como “un héroe al 100%”, en declaraciones a la prensa desde el hospital donde se recupera de dos heridas. “Los médicos aseguran que estará bien”, afirmó.
Mientras Ahmed actuaba con serenidad, el caos reinaba en Bondi. Letizia Prete, una joven italiana de 25 años que estudia, vive y trabaja en Sídney, relató que “de repente se escucharon disparos y entendimos que era un ataque. La gente corría para escapar, tropezaba, caía… era un caos total y los disparos continuaban”.
Elizabeth Mealey, una ex periodista que cenaba en el restaurante Icebergs de Bondi Beach, inicialmente pensó que se trataba de fuegos artificiales, pero pronto se dio cuenta de la gravedad de la situación y huyó. Richard Hasten, presente en la fiesta ‘Chanukah by the Sea’, vio a una mujer caer herida y se quitó la camisa para detener la hemorragia. Recuerda solo los gritos de la policía: “¡abajo, abajo, abajo!”.
Sarah Frydman se encontraba con su hija en un Bar Mitzvah cuando comenzó el ataque. Relató el “terror” de los 30 minutos que pasaron “escondidas en una habitación detrás de la cocina”. Una experiencia similar a la vivida por Michael Vaughan, ex capitán de la selección inglesa de cricket. Nathan Zlatkis, miembro de la comunidad judía, expresó su consternación: “Somos personas muy pacíficas. No creemos en la violencia. La violencia va en contra de todo lo que pensamos”.
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