La descarbonización de Europa se ha analizado tradicionalmente desde la perspectiva de la generación de energías renovables, las redes inteligentes y los coches eléctricos de pasajeros. Sin embargo, uno de los sectores más grandes y menos transformados está comenzando a cambiar de rumbo: el transporte de mercancías por carretera de gran tonelaje. Los camiones son la columna vertebral de la logística europea y las arterias del comercio moderno, pero también son uno de los segmentos más difíciles de descarbonizar. Esta situación está cambiando rápidamente, lo que podría generar una oportunidad de mercado de un billón de dólares para Europa.
Los vehículos pesados (VP) representan más de una cuarta parte de todas las emisiones del transporte por carretera en la UE y más del 6% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero. A pesar de esto, solo alrededor del 1,2% de los VP nuevos registrados en 2024 son totalmente eléctricos en toda la UE-27. La brecha entre la ambición y la adopción es notable, lo que indica una de las oportunidades más inexploradas de la década.
En toda Europa, circulan aproximadamente 6 millones de camiones de 3,5 toneladas o más, lo que representa más de dos teravatios-hora de capacidad de batería móvil potencial. Para ponerlo en perspectiva, el apagón ibérico de 2025 fue provocado por la pérdida repentina de solo 2,2 gigavatios, aproximadamente una milésima parte de esa capacidad, lo que causó fallos de voltaje en cascada que derribaron toda la red eléctrica española y portuguesa en cuestión de segundos. Incluso la electrificación parcial de esta flota tiene el poder de remodelar el sistema energético y de transporte, desbloqueando flexibilidad operativa y apoyando la descarbonización sin requerir intervenciones a gran escala en la red.
Construyendo la base: Carga centrada en depósitos
Para que los camiones eléctricos se expandan, la infraestructura de carga no necesariamente requerirá corredores de megavatios en toda Europa. En cambio, la transición probablemente estará dominada por la carga privada en depósitos, donde las flotas pueden recargarse con cargadores de 200-400 kW, una tecnología que ya está probada, es rentable y fácil de integrar con las conexiones de red existentes. Existirán puntos de carga de mayor potencia, pero su utilización podría ser limitada debido a los altos costes y los plazos de implementación más lentos.
Este modelo centrado en depósitos permite a las empresas ubicar conjuntamente paneles solares fotovoltaicos y sistemas de almacenamiento de baterías, creando centros de carga autosuficientes que minimizan los costes de electricidad y maximizan la utilización de los activos. Con el tiempo, los depósitos pueden abrirse gradualmente a flotas de terceros, mejorando la utilización y creando nuevos modelos de negocio para infraestructuras energéticas compartidas. En última instancia, la capa de software, que optimiza las rutas, los flujos de energía y el coste total de propiedad (CTP), acelerará la adopción de camiones eléctricos, no solo cargadores más rápidos o más grandes.
El ecosistema logístico europeo ofrece aquí una ventaja estructural. La mayoría de las empresas de transporte poseen sus vehículos y emplean directamente a los conductores, lo que permite transiciones de flota coordinadas y una gestión centralizada de la carga (ACEA). Por el contrario, los modelos de propiedad fragmentados en otros mercados dificultan la electrificación rápida. La integración vertical de Europa proporciona una plataforma única para escalar la carga basada en depósitos de manera eficiente y económica.
Camiones como activos flexibles
Un camión eléctrico de 40 toneladas lleva una batería de varios cientos de kilovatios-hora. Si bien la integración vehículo-red podría proporcionar flujos de ingresos adicionales en el futuro, su adopción en el mundo real es limitada, ya que los camiones son más valiosos en la carretera que inactivos. El impulsor económico inmediato para los operadores de flotas es el coste total de propiedad: comparar los camiones eléctricos con los diésel, teniendo en cuenta el ahorro de combustible, el mantenimiento, las exenciones de peaje y los incentivos normativos. Las recientes extensiones de la política, como la continuación de las reducciones de peaje para los camiones eléctricos en Alemania, fortalecen aún más el caso empresarial.
La electrificación del transporte de mercancías también está acelerando la innovación en baterías y software. Los avances en la química de las baterías de alta densidad, la gestión térmica, la gestión de la energía en los depósitos y el software de optimización de flotas están permitiendo transiciones más fluidas y mejorando la eficiencia operativa. Según Mordor Intelligence, se espera que el mercado europeo de camiones eléctricos crezca a una tasa anual compuesta de más del 30% hasta 2030. Cada camión en la carretera representa no solo un vehículo más limpio, sino un nodo en una red logística flexible, digital y monetizable.
Una ventaja estructural europea
La tradicional fortaleza industrial de Europa en vehículos comerciales, su entorno regulatorio cohesionado y su liderazgo temprano en la digitalización de la red crean una base favorable para la transformación. El modelo europeo, con una propiedad de flota integrada verticalmente y una alineación de las políticas públicas, permite el diseño de sistemas holísticos donde los camiones, los depósitos, los cargadores y la red se tratan como partes de un único ecosistema.
Estados Unidos, por el contrario, probablemente requerirá un enfoque completamente diferente basado en proveedores de servicios descentralizados, modelos de franquicia e incentivos financieros para alinear a los actores fragmentados. En esta carrera, Europa tiene la ventaja de la coordinación.
Qué significa esto para los fundadores y los inversores
El éxito en la electrificación del transporte de mercancías pesadas requiere una mentalidad sistémica. Los camiones, las baterías y la infraestructura de carga son componentes interconectados de un ecosistema energético y logístico más amplio. Los fundadores que alineen los datos, los flujos de energía y las operaciones de la flota crearán negocios escalables que evolucionen junto con la inteligencia de la red y la integración de las energías renovables.
La verdadera oportunidad radica en las plataformas digitales, no solo en el hardware. El mantenimiento predictivo, la energía como servicio y la carga con capacidad de respuesta a la red permiten ingresos recurrentes y crean una defensa en un sector tradicionalmente dominado por activos físicos. Las asociaciones son fundamentales: las colaboraciones duraderas con los operadores de flotas, las empresas de servicios públicos y las partes interesadas de la red en los mercados determinarán quién escala y quién se queda en modo de demostración.
Para los inversores, esta transición es tanto una oportunidad energética e industrial como un cambio en el transporte. La electrificación de los depósitos, los sistemas integrados de PV y baterías, y las operaciones habilitadas por software representan una infraestructura con rentabilidades respaldadas por activos. La política actúa como un catalizador, proporcionando visibilidad y señales de demanda para la próxima década.
Si Europa continúa alineando la política, la inversión en infraestructura y el capital privado, puede convertirse en el líder mundial en la electrificación de vehículos pesados. Los fabricantes de camiones, los proveedores de carga, las empresas emergentes de baterías y las empresas de servicios públicos pueden beneficiarse de un nuevo renacimiento industrial construido sobre la movilidad limpia y la integración inteligente de la energía.
La electrificación del transporte de mercancías por carretera no se trata simplemente de reemplazar los motores diésel por baterías. Se trata de transformar la red logística de Europa en una infraestructura flexible, digital y alineada con el clima. La próxima oportunidad de un billón de dólares rodará silenciosamente por el continente, sobre 18 ruedas, transportando no solo mercancías, sino también el plano para una economía industrial más limpia e inteligente.
