Desde la Abadía de Westminster, el Rey Carlos III ha ofrecido su tradicional mensaje navideño a través de un video pregrabado. En su discurso, el monarca, de 77 años, reflexionó sobre el concepto de peregrinación y su relevancia en el mundo actual, especialmente en estas fechas.
Carlos III explicó que la peregrinación, aunque menos común en el lenguaje cotidiano, implica un viaje hacia el futuro sin olvidar el pasado y las lecciones que este nos ofrece. Recordó el final de la Segunda Guerra Mundial, destacando que el coraje y el sacrificio de quienes lucharon y de las comunidades que se unieron frente a la adversidad, siguen siendo un mensaje atemporal.
“Estos son los valores que han moldeado nuestro país y la Commonwealth”, afirmó el Rey, “y en un momento en que vemos división tanto en casa como en el extranjero, son valores que nunca debemos perder de vista.”
El monarca también habló sobre la importancia del viaje, la compañía y la amabilidad en la historia de la Navidad, resaltando cómo, a través de desafíos físicos y mentales, se encuentra una fuerza interior. Subrayó que estas formas de vida son valoradas por todas las grandes religiones y ofrecen esperanza, resiliencia y paz a través del perdón, la convivencia y el respeto mutuo.
En un mundo que parece girar cada vez más rápido, Carlos III invitó a la reflexión y a encontrar un momento de quietud, como sugirió T.S. Eliot, para renovarnos y encontrar la fuerza en la diversidad de nuestras comunidades para asegurar que el bien triunfe sobre el mal.
El Rey enfatizó la importancia de atesorar los valores de compasión y reconciliación, siguiendo el ejemplo de la vida y muerte de Jesucristo, y compartió ejemplos de valentía y superación que le han inspirado, desde veteranos de guerra hasta trabajadores humanitarios en zonas de conflicto.
“Al conocer a personas de diferentes religiones, me anima enormemente ver cuánto tenemos en común: un anhelo compartido por la paz y un profundo respeto por toda la vida”, declaró. “Si pudiéramos dedicar tiempo a reflexionar sobre estas virtudes, todos podríamos construir un futuro más esperanzador.”
Finalmente, Carlos III consideró que la mayor peregrinación es la historia de aquel que “descendió del Cielo a la Tierra, cuyo refugio fue un establo y que compartió su vida con los pobres y humildes”. Recordó la promesa de paz en la Tierra anunciada por los ángeles en Belén, una oración que sigue resonando en todo el mundo y que, según el Rey, es una plegaria para nuestros tiempos y nuestras comunidades. “Con estas palabras y todo mi corazón, les deseo una Navidad muy feliz y en paz”, concluyó.
