Cerebro: Puntos clave de desarrollo a los 32 años.

Durante mucho tiempo se creyó que el cerebro se desarrollaba de manera más o menos lineal hacia la madurez. Investigadores de la Universidad de Cambridge y la Universidad de Pennsylvania han revisado esta idea. Analizaron más de 4.000 escáneres cerebrales de personas entre 0 y 90 años. Sus hallazgos, publicados en la prestigiosa revista Nature Communications, muestran que el cerebro se desarrolla en fases específicas con claros ‘puntos de inflexión’.

Estos momentos clave se producen alrededor de los 9, 32, 66 y 83 años de edad. Especialmente crucial es el largo período entre la infancia y los treinta años.

El límite mágico de los 32 años

¿Qué ocurre exactamente hasta esa edad? En los años entre la juventud y el trigésimo cumpleaños se establecen las conexiones más importantes en el cerebro. Se trata principalmente de asuntos complejos: ¿cómo controlas tus impulsos? ¿Cómo afrontas las recompensas? ¿Y cómo formas hábitos?

Hasta los 32 años, tu cerebro es enormemente ‘plástico’. Imagínalo como cemento húmedo: todavía puedes darle forma y amasar fácilmente. Esto es fantástico si quieres aprender cosas nuevas, pero también te hace vulnerable.

Por qué los viejos hábitos son tan persistentes

El hecho de que el cemento aún esté húmedo también explica por qué las decisiones que tomas cuando eres joven tienen un impacto tan grande. Los investigadores establecen una clara relación con el estilo de vida. Sustancias como el alcohol, la nicotina o el cannabis tienen un impacto mayor en un ‘cerebro en construcción’. Pueden influir en la forma en que se forman las redes neuronales.

Por eso, ese cigarrillo o esa copa en tus años de estudiante a menudo se convierten más fácilmente en un hábito arraigado que si empiezas a una edad posterior. El comportamiento queda literalmente incorporado en los cimientos de tu cerebro. Después de los 32 años, ese cemento se ‘endurece’. El sistema se vuelve más estable, pero también es más difícil cambiar patrones profundamente arraigados.

Sé indulgente contigo mismo (y con tus hijos)

¿Significa esto que después de los 32 años estás atrapado? En absoluto. Tu cerebro sigue adaptándose a lo largo de tu vida, como demuestran los momentos clave a los 66 y 83 años. Pero para entonces, las grandes obras de construcción ya habrán terminado.

Es una valiosa perspectiva. Nos enseña que ‘madurar’ no es una carrera hacia los 21, sino una maratón que dura hasta bien entrados los treinta. Algo que debes tener en cuenta si luchas contra viejos patrones, o si miras a tus hijos universitarios con un poco más de comprensión.