Es cierto: los resfriados suelen aparecer en los momentos más inoportunos. Justo antes de un viaje, una reunión familiar importante o la semana que prometimos cuidar a nuestros nietos. Por eso, es natural preguntarse si podemos acelerar la recuperación.
Cuando los pacientes me hacen esta pregunta, suelo bromear diciendo: “¡Primero, intenta no resfriarte!”. Lávate las manos, evita tocarte la cara y mantente alejado de las multitudes si es posible. Pero, ¿qué pasa si la prevención falla? Si te despiertas congestionado o con secreción nasal, y quieres saber si hay alguna forma de acelerar la recuperación, la respuesta es que no hay garantías. Sin embargo, sí puedes ayudar a tu cuerpo a recuperarse más rápido.
En primer lugar, dos clásicos de venta libre, la vitamina C y el zinc, merecen una nueva consideración. Todos hemos oído hablar de estos remedios, y con razón. Varios estudios, incluido un análisis reciente, indican posibles beneficios cuando se utilizan correctamente.
Por ejemplo, una revisión de 2024 de ensayos controlados aleatorios realizada por el Grupo Cochrane encontró que el zinc podría reducir la duración de un resfriado común en aproximadamente dos días, aunque señaló que la evidencia no era concluyente. Aún así, dos días son significativos, especialmente cuando te sientes mal, por lo que vale la pena intentarlo.
En cuanto a la vitamina C, un metaanálisis de estudios encontró que puede reducir la gravedad y la duración de un resfriado. Sin embargo, no hay evidencia de que tomarla a diario prevenga enfermarte.
Uno de los hallazgos más interesantes recientes proviene de fuera del pasillo de los suplementos. Un estudio de 2024 de la Universidad de Edimburgo examinó el uso de gotas nasales salinas en niños y descubrió que reducían la duración de un resfriado en dos días completos. Los adultos también pueden usar aerosoles salinos, enjuagues o duchas tibias y con vapor (no calientes) para un efecto hidratante y descongestionante.
Pero las herramientas más poderosas, y a menudo subestimadas, siguen siendo el descanso y la hidratación. Imagina hacer un examen, y al mismo tiempo, otro examen. ¿Qué tan bien te iría? Cuando intentas seguir adelante con un resfriado, le estás dando a tu cuerpo dos tareas a la vez. El descanso permite que tu sistema inmunológico se concentre en la curación. La hidratación diluye la mucosidad, previene los síntomas peligrosos de la deshidratación y te ayuda a recuperarte más rápido.
