Claudio Neves Valente, de 48 años y principal sospechoso del tiroteo en la Universidad de Brown y del asesinato de un profesor, fue encontrado muerto. Las autoridades indican que se suicidó.
La búsqueda del sospechoso se prolongó durante casi una semana. Este jueves 18 de diciembre, las autoridades estadounidenses anunciaron haber identificado al responsable del tiroteo que causó la muerte de dos estudiantes en la Universidad de Brown. Se trata de Claudio Neves Valente, un antiguo alumno de la institución, según informaron fuentes del New York Post.
El ciudadano portugués de 48 años fue hallado sin vida en un almacén en Salem, New Hampshire. De acuerdo con las primeras investigaciones, el hombre, acusado del asesinato de un profesor dos días antes, se quitó la vida.
“Era un maestro en el arte de borrar sus huellas”
Dos días después del tiroteo, Nuno Loureiro, de 47 años y profesor de ciencias nucleares en el MIT, fue encontrado muerto en su casa en el acomodado barrio de Brookline, Massachusetts. Inicialmente, la policía no identificó a ningún sospechoso, pero rápidamente comenzó a investigar a Claudio Neves Valente, quien había estudiado física junto a la víctima en el Instituto Superior Técnico de Lisboa entre 1995 y 2000.
El presunto autor de los disparos llegó a Estados Unidos con una visa de estudiante. Posteriormente, se matriculó en la Universidad de Brown entre 2000 y 2001 para cursar una maestría en física. Asistía principalmente a clases en el edificio Barus & Holley de la universidad, donde el sábado abrió fuego contra estudiantes en un aula.
El sábado pasado, el hombre irrumpió en la prestigiosa universidad y disparó en el edificio mencionado, matando a Ella Cook, de 19 años y estudiante de segundo año, y a Mukhammad Aziz Umurzokov, un estudiante uzbeko-estadounidense de 18 años. Nueve personas más resultaron heridas en el tiroteo, y seis de ellas permanecían hospitalizadas el miércoles.
Según las autoridades estadounidenses, Valente había planeado su acto alquilando una Nissan gris en Boston y luego cambiando las placas de matrícula. Sin embargo, los investigadores pudieron rastrearlo al observar el vehículo cerca de la universidad y posteriormente en la residencia del profesor asesinado. La búsqueda se complicó debido a que el hombre utilizaba un teléfono que ocultaba su ubicación y poseía tarjetas de crédito que no estaban a su nombre. “Era un maestro en el arte de borrar sus huellas”, admitió un agente del FBI.
Finalmente, su cuerpo fue descubierto en un almacén, donde los investigadores creen que se suicidó pocas horas después de asesinar a su antiguo colega.
