Funcionarios de salud de Idaho expresan incertidumbre sobre si los recortes realizados por un contratista de Medicaid a servicios críticos de salud mental generarán ahorros a largo plazo.
La preocupación radica en que, si bien las reducciones podrían implicar una disminución inicial de gastos, su impacto en la salud pública y la necesidad de intervenciones más costosas en el futuro podría anular cualquier beneficio económico potencial.
Las autoridades sanitarias no han confirmado si la medida resultará en un ahorro real de dinero a largo plazo, dejando abierta la posibilidad de que los recortes terminen siendo contraproducentes desde una perspectiva financiera.
