Más vale prevenir que curar. Este consejo de nuestras abuelas nunca pasará de moda. De hecho, es probable que la tuya lo haya aplicado, dado que su piel se ha mantenido tersa a lo largo de los años.
Para preservar la salud de la piel, los expertos recomiendan establecer un protocolo preventivo a partir de los 25 años. ¿Por qué? Porque es a partir de esta edad cuando la producción natural de colágeno comienza a disminuir. Aunque los sérums y las cremas enriquecidas con activos cosméticos siguen siendo esenciales, es beneficioso complementarlos con otros métodos, como las microcorrientes.
Las microcorrientes para atenuar las arrugas
Las microcorrientes son una de esas tecnologías de belleza aún poco conocidas que podrían beneficiar a muchas personas. Esta solución suave y avanzada se basa en ligeras impulsiones eléctricas que estimulan los músculos faciales. El principio consiste en difundir pequeñas impulsiones eléctricas que imitan las señales naturales del cuerpo.
“El cerebro se comunica a través de corrientes eléctricas. Con las microcorrientes, reproducimos estas impulsiones y las enviamos directamente a los músculos faciales”, explica Pooja Johari, ingeniera biomédica y experta en cuidado de la piel holístico, entrevistada por Mindbodygreen. El resultado es que los músculos se estimulan como si recibieran un mensaje… ¡del cerebro! Al fortalecer los músculos debajo de la piel, los tratamientos con microcorrientes redefinen el contorno facial, tonifican la piel y ayudan a atenuar las arrugas y líneas de expresión, sin agredir la epidermis.
Impulsar las reservas de colágeno
¿Cómo no hablar del colágeno? Como se mencionó anteriormente, con la edad, las reservas disminuyen progresivamente. Se estima que se pierde alrededor del 1% por año a partir de los veinte años. Poco a poco, la piel pierde elasticidad, los poros se hacen más visibles y las arrugas más marcadas.
Para apoyar las reservas de colágeno, no es suficiente simplemente aplicar cremas en la piel. De hecho, la belleza también se logra desde el interior. Comer o beber para cuidar la piel se está posicionando como una tendencia importante en las redes sociales. El colágeno bebible, en forma de péptidos hidrolizados, es especialmente atractivo por su capacidad para apoyar la elasticidad de la piel y estimular la producción natural de colágeno.
La constancia
Ninguna tecnología ni suplemento reemplazará jamás una rutina tópica rigurosa. Retinol, péptidos, vitamina C, ácidos exfoliantes, protección solar… los pilares de un envejecimiento cutáneo controlado permanecen inalterados. Son estos gestos diarios, repetidos con constancia, los que marcan la diferencia a largo plazo. Los tratamientos actúan con el tiempo, siempre y cuando se les dé el tiempo necesario y se mantenga la rutina día tras día.
Todos los mejores productos del mundo son inútiles si se cambia constantemente de uno a otro o si se abandona después de unas pocas semanas. En cosmética, la paciencia es una virtud. El retinol, por ejemplo, puede tardar varios meses en revelar sus efectos visibles, mientras que la vitamina C o los ácidos exfoliantes trabajan en profundidad, día tras día.
