Rusia habría iniciado la instalación de nuevos misiles balísticos hipersónicos con capacidad nuclear en una antigua base aérea al este de Bielorrusia, lo que incrementa su potencial para lanzar ataques contra el continente europeo. Esta conclusión fue alcanzada por Jeffrey Lewis, investigador del Middlebury Institute of International Studies, y Decker Eveleth, de la organización CNA, ambos con sede en Estados Unidos, tras analizar imágenes satelitales comerciales proporcionadas por la empresa Planet Labs.
Los hallazgos de los investigadores estadounidenses coinciden, en términos generales, con evaluaciones de inteligencia de Estados Unidos, según reveló una fuente familiarizada con el tema que solicitó anonimato para proteger información no autorizada para su divulgación.
El presidente ruso, Vladimir Putin, había expresado previamente su intención de desplegar misiles Oreshnik de alcance intermedio –con un rango estimado de hasta 5.500 kilómetros– en territorio bielorruso, aunque hasta ahora no se había precisado su ubicación exacta.
Lewis y Eveleth detallaron que su conclusión se basa en imágenes que muestran instalaciones compatibles con una base de misiles estratégicos rusos. Afirman con un 90% de certeza que lanzadores móviles de Oreshnik serán estacionados en la antigua base aérea cerca de Krichev, ubicada a unos 307 kilómetros al este de Minsk y 478 kilómetros al suroeste de Moscú. Rusia probó un misil Oreshnik con ojiva convencional contra un objetivo en Ucrania en noviembre de 2024. Putin ha afirmado que este misil es imposible de interceptar, ya que supuestamente supera velocidades de Mach 10.
Según John Foreman, especialista de Chatham House y ex agregado de defensa británico en Moscú y Kiev, el despliegue busca ampliar el alcance del arma sobre Europa y responde al plan de Estados Unidos de instalar misiles hipersónicos Dark Eagle en Alemania el próximo año. Este despliegue del Oreshnik se produce semanas antes de la expiración del tratado New START de 2010, el último acuerdo que limita los arsenales nucleares estratégicos de Estados Unidos y Rusia.
Putin indicó tras una reunión con su homólogo bielorruso, Alexander Lukashenko, hace algunas semanas que los misiles podrían ser desplegados en Bielorrusia este año, como parte de una estrategia revisada que contempla el despliegue de armas nucleares fuera del territorio ruso por primera vez desde la Guerra Fría. Lukashenko anunció la semana pasada que los primeros misiles ya habían sido desplegados, sin especificar la ubicación. Señaló que hasta 10 misiles Oreshnik podrían ser instalados en Bielorrusia, aunque los investigadores estadounidenses estiman que la base identificada solo tiene capacidad para tres lanzadores, lo que sugiere que otros podrían estar ubicados en otros lugares.
Mientras tanto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, intenta negociar un acuerdo con Moscú para poner fin a la guerra en Ucrania, país que solicita a sus aliados occidentales armamento capaz de alcanzar objetivos en profundidad en Rusia. Trump, por el momento, ha rechazado la petición de Ucrania de misiles de crucero Tomahawk, que pueden llegar hasta Moscú, aunque Reino Unido y Francia han suministrado misiles de crucero a Kiev. En mayo, Alemania anunció la coproducción de misiles de largo alcance con Ucrania, sin restricciones de alcance ni objetivos.

Las imágenes satelitales analizadas por los investigadores estadounidenses muestran un rápido avance en un proyecto de construcción en la base bielorrusa, iniciado entre el 4 y el 12 de agosto, con elementos característicos de instalaciones de misiles estratégicos rusos. Eveleth destacó la presencia de un “punto de transferencia ferroviaria de grado militar” rodeado por una valla de seguridad, adecuado para recibir misiles, lanzadores móviles y otros componentes por tren. Lewis también mencionó la construcción de una plataforma de concreto cubierta por tierra al final de la pista, que describió como “consistente con un punto de lanzamiento camuflado”.
El experto suizo en fuerzas nucleares rusas, Pavel Podvig, cuestionó si el despliegue del Oreshnik representa alguna ventaja militar o política significativa para Moscú, más allá de asegurar a Bielorrusia sobre su seguridad. Sin embargo, Lewis argumentó que la medida envía un mensaje político sobre la creciente dependencia de Rusia en las armas nucleares. Según Lewis, “no existe una razón militar para desplegar el sistema en Bielorrusia, solo motivos políticos”, aludiendo a la posibilidad de un misil Tomahawk nuclear estadounidense en Alemania.
