La llegada de Wilfried Nancy al banquillo del Celtic no ha estado marcada por preguntas sobre aspiraciones al título, sino por la necesidad urgente de conseguir una victoria. El técnico, procedente del Columbus Crew, ha priorizado obtener un resultado positivo desde que asumió el cargo tras la etapa interina de Martin O’Neill.
Cuatro derrotas consecutivas, siendo el primer entrenador del Celtic en perder sus dos primeros partidos al frente del equipo, han provocado que un sector importante de la afición escocesa pida su destitución. La renuncia de Rodgers se produjo tras la derrota en Tynecastle en octubre, pero O’Neill logró estabilizar la situación con solo una derrota en ocho partidos, concretamente en la Europa League.
Aunque no está claro si la directiva del Celtic se arrepiente de no haber mantenido a O’Neill en el cargo, parece que están respaldando a Nancy. El director ejecutivo, Michael Nicholson, declaró antes de la derrota del miércoles ante el Dundee United que la junta directiva estaba “absolutamente unida” detrás del entrenador francés, desmintiendo informes sobre un posible despido posterior.
O’Neill ha insinuado que Nancy no profundizó mucho en su conocimiento previo al asumir el cargo, y el francés parece decidido a seguir su propio camino, a pesar de las críticas por abandonar la defensa de cuatro que utilizaban sus predecesores en favor de una formación con tres defensores. De hecho, ha insistido en que continuará experimentando con sus jugadores y planteamientos tácticos para encontrar una fórmula ganadora.
Ante la pregunta sobre posibles ajustes, Nancy respondió: “Entiendo la pregunta, pero si observan todos los partidos que jugamos, siempre he realizado algún ajuste. La idea es no estancarse, sino mejorar constantemente. Debo cambiar ciertas cosas para evaluar a los jugadores, pero también para ver cómo puedo ajustar a algunos y combinarlos mejor”.
Nancy reconoció que las críticas han sido “difíciles de aceptar a nivel personal”, pero entiende que “se nos juzga por los resultados”. Tras presidir la racha de derrotas más larga del Celtic desde 1978, una quinta derrota consecutiva, algo que no ocurría desde la temporada 1952-53, aumentaría aún más la presión sobre el técnico francés.
