Científicos han detectado una estructura que desafía las leyes de la física en el Cinturón de Kuiper, una región más allá de Neptuno poblada por cuerpos helados. El descubrimiento, que contradice los modelos actuales sobre la formación de cúmulos tan ordenados, plantea interrogantes cruciales sobre los inicios de nuestro Sistema Solar.
Denominado “Núcleo Interno”, este nuevo cúmulo se encuentra a aproximadamente 43 unidades astronómicas del Sol, lo que equivale a 6.500 millones de kilómetros. Todos los miembros de este grupo son objetos del Cinturón de Kuiper (KBOs), pequeños cuerpos helados situados más allá de Neptuno.
Según los astrónomos que lideran la investigación, lo más sorprendente de este hallazgo son las características orbitales de estos objetos. Un estudio publicado en The Astrophysical Journal Letters revela que las órbitas de los KBOs en el Núcleo Interno difieren de las demás en dos aspectos fundamentales: sus trayectorias se alinean muy cerca del plano de la eclíptica, donde orbita la Tierra alrededor del Sol, y presentan una circularidad inesperada.
Los investigadores señalan que estas órbitas de baja inclinación y apariencia tan perfecta sugieren que los pequeños cuerpos no se dispersaron violentamente durante los movimientos gravitacionales de los planetas exteriores, especialmente Neptuno, en sus primeras etapas. Esto indica que el Núcleo Interno podría ser un registro intacto de la fase inicial y más tranquila de la formación del Sistema Solar exterior.
Por otro lado, se sabe que Neptuno migró lentamente hacia el exterior a través de un disco de escombros en los primeros tiempos del Sistema Solar. Los investigadores sugieren que los procesos de captura gravitacional durante esta migración podrían haber provocado la agrupación de algunos objetos del Cinturón de Kuiper en esta estructura ordenada. Esto implica que el Núcleo Interno podría no ser el lugar original de formación de estos objetos, sino una región donde la influencia gravitacional de Neptuno se detuvo temporalmente.
Los científicos enfatizan que este descubrimiento podría incluso desafiar las concepciones actuales sobre la nebulosa solar, el disco de gas y polvo que formó el Sistema Solar. La existencia del Núcleo Interno exige una reevaluación de todos los modelos dinámicos y simulaciones que estudian el movimiento de objetos bajo la influencia de la gravedad, para explicar esta nueva observación.
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