El auge del hanfu, la vestimenta tradicional china, está transformando la industria del turismo y la cultura en el país, pero también enfrenta nuevos desafíos. Inicialmente, su rápida comercialización lo convirtió en un sector de servicios en pleno crecimiento, aunque ahora existe el riesgo de que se vuelva repetitivo en algunas ciudades, según expertos.
Algunos consumidores ya muestran signos de cansancio ante esta tendencia, pero emerge una contra-corriente: un creciente interés por experiencias más auténticas y basadas en la investigación histórica. Estos entusiastas prestan especial atención a la precisión en el maquillaje, la estructura de las prendas y los elementos rituales, lo que a su vez está fomentando un mayor interés en la historia textil y de la vestimenta china.
EL HANFU COMO PODER BLANDO CHINO
El fenómeno de los estudios de experiencia hanfu se asemeja a la popularidad del alquiler de kimonos en Japón y los hanbok en Corea del Sur, especialmente en los centros turísticos. Con el fuerte aumento de llegadas de turistas extranjeros, impulsado por políticas de exención de visado más amplias, el hanfu se ha convertido rápidamente en una actividad “imprescindible” para los viajeros internacionales.
Ante la pregunta de si el hanfu puede considerarse un ejemplo moderno del poder blando de China, un experto señaló: “Si definimos el poder blando como la capacidad de influir en otros a través de la atracción cultural, entonces el auge del hanfu ciertamente representa una nueva forma de poder blando”.
La estética tradicional, los estilos de vestimenta y el simbolismo cultural inherentes al hanfu, combinados con la gran cantidad de contenido creado por los jóvenes chinos en línea, crean una forma de atractivo cultural muy visible, atractiva y participativa. A nivel nacional, este movimiento refuerza la identidad cultural entre los jóvenes y, a nivel internacional, presenta la cultura china de una manera natural, espontánea y ligada al estilo de vida.
El creciente número de visitantes extranjeros que prueban el hanfu demuestra que la tendencia “ya ha trascendido las fronteras de China y está generando una influencia genuina”. A diferencia de la “diplomacia del panda”, una herramienta de poder blando muy institucionalizada y liderada por el estado, la difusión del hanfu es mucho más descentralizada y de base. Su impulso proviene principalmente de los jóvenes, las redes sociales y el turismo cultural.
En este sentido, el hanfu representa una forma de poder blando más suave, orgánica y cotidiana, más cercana a la cultura vivida que a la diplomacia formal. Sin embargo, aún tiene potencial de crecimiento. Aunque China ha invertido fuertemente en diplomacia cultural y branding global, los marcos institucionalizados específicamente diseñados para aprovechar el hanfu son todavía limitados, lo que abre oportunidades para talleres internacionales y programas de intercambio cultural.
Por ahora, la promoción global del hanfu depende principalmente de comunidades de base, grupos de la diáspora e influencers comerciales, en lugar de estrategias a nivel nacional. Debido a que las experiencias de hanfu se cruzan naturalmente con el turismo y el intercambio en redes sociales, el contenido generado por los usuarios, visualmente impactante, se difunde rápidamente. “Estas narrativas visualmente atractivas pueden amplificar orgánicamente el poder blando de China al difundir representaciones positivas del patrimonio cultural chino en plataformas globales”, concluyeron los expertos.
