Cuando el expresidente estadounidense Donald Trump inició el aumento de los aranceles a principios de este año, las expectativas sobre el futuro de la economía mexicana, basada en las exportaciones, eran sombrías. Sin embargo, los acontecimientos tomaron un rumbo inesperado, y México se convirtió en el principal beneficiario de la ola proteccionista estadounidense.
La diferencia crucial en los niveles arancelarios entre México y otros socios comerciales, especialmente China, provocó una importante reorientación de las cadenas de suministro.
Según informó el Wall Street Journal, las exportaciones mexicanas a Estados Unidos aumentaron significativamente, alcanzando niveles récord en el comercio de bienes entre ambos países.
En este sentido, la guerra comercial no debilitó la posición de México, sino que la fortaleció dentro del sistema industrial estadounidense, en una paradoja que refleja las limitaciones de los aranceles como herramienta para la relocalización de la producción.
Comercio récord a pesar de los aranceles y las preocupaciones
Los datos, según el periódico, indican que el comercio de bienes entre Estados Unidos y México alcanzará los 900 mil millones de dólares este año, un nivel histórico sin precedentes. Esto ocurre después de un año marcado por temores de una fuerte contracción debido a los nuevos aranceles.
Entre enero y noviembre, las exportaciones industriales mexicanas a Estados Unidos aumentaron aproximadamente un 9% en comparación con los primeros 11 meses de 2024.
A pesar de una disminución del 6% en las exportaciones del sector automotriz, las exportaciones del resto de los bienes industriales aumentaron un 17%, lo que refleja la capacidad de adaptación de la base productiva.
Al mismo tiempo, el Banco Central de México prevé un crecimiento económico del 0,3% en 2025, una tasa modesta, pero mucho mejor que la contracción del 1% que se esperaba en el punto álgido de las preocupaciones.
La diferencia arancelaria redirige la producción lejos de China
Las cifras del modelo presupuestario de la Universidad de Pensilvania/Wharton muestran que la tasa arancelaria efectiva para México no supera el 4,7%, en comparación con el 37,1% para China, mientras que el promedio mundial es de alrededor del 10% después de considerar todas las capas de impuestos y exenciones.
Esta disparidad ha llevado a las empresas que buscan una base en el mercado estadounidense a trasladar su producción a México, aprovechando la proximidad geográfica, los bajos costos de fabricación y la continuidad del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Según el periódico, alrededor del 85% de las exportaciones mexicanas están exentas de aranceles en virtud del acuerdo, a pesar de las preocupaciones anteriores de que se convirtiera en un acuerdo “formal” debido a las acciones unilaterales estadounidenses.
Políticamente, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum ha trabajado para contener las presiones estadounidenses intensificando la lucha contra el tráfico de drogas en la frontera, entregando a líderes de bandas criminales buscados e imponiendo aranceles del 50% a vehículos y mercancías chinas, lo que ha mitigado las amenazas de Washington de imponer aranceles más severos.
Catherine Exem, de Gramercy Asset Management, describió este enfoque como un “trato constructivo” con Estados Unidos.
Integración profunda y perspectivas más allá de 2026
El Departamento de Comercio de Estados Unidos afirma que México ha absorbido alrededor del 25% de la reducción del déficit comercial estadounidense con China, lo que el representante comercial estadounidense Jameson Greer calificó como evidencia del “papel fundamental de México en la resiliencia de las cadenas de suministro estadounidenses”.
Desde 2023, México se ha convertido en el mayor proveedor extranjero de bienes a Estados Unidos y su mayor comprador, gracias a una profunda integración industrial, una fuerza laboral joven y de bajo costo. La proximidad geográfica también ha contribuido a reducir los costos de transporte, especialmente en sectores como el automotriz.
