Al igual que los humanos estresados, a veces las ratas buscan un poco de alivio, en forma de cannabis, según un nuevo estudio.
Y el experimento podría aportar información sobre por qué algunas personas se sienten más atraídas por la popular droga recreativa que otras, y cómo prevenir daños y el uso excesivo de cannabis, explicó un coautor canadiense.
El estudio, publicado en la revista científica Neuropsychopharmacology, encontró que las ratas con altos niveles de corticosterona (el equivalente del cortisol, la hormona del estrés humana, en las ratas) eran más propensas a consumir vapor de cannabis que las ratas con niveles más bajos.
¿Cómo consumieron cannabis las ratas?
Matthew Hill, neurocientífico de la Universidad de Calgary y coautor del estudio, describió este trabajo como el primero en su tipo en utilizar un aparato especial de cámara de vapor (que permite a las ratas auto-administrarse cannabis) para comprender mejor los factores predictivos del consumo de cannabis.
Liderado por la Universidad Estatal de Washington, el estudio sometió a las ratas a diversas condiciones para observar qué factores las impulsaban a buscar cannabis, explicó Hill. Estos rasgos incluyeron comportamientos sociales, sexo y cognición, entre otros.
Cuando una rata individual deseaba consumir, introducía su nariz en un agujero de la cámara, lo que activaba una ráfaga de vapor de cannabis de tres segundos.
Esta cámara de vapor, desarrollada en investigaciones anteriores, representó un gran avance en el campo, según Hill, ya que encontrar una forma de modelar los aspectos “gratificantes y adictivos” del cannabis en roedores había sido un desafío durante años.
“Nos ha permitido finalmente comenzar a desglosar factores como este que podrían estar relacionados con los patrones de consumo de cannabis”, dijo Hill.
Utilizando este método, los investigadores observaron a las ratas durante una hora al día durante tres semanas mientras tenían acceso a cannabis. El estudio encontró que los niveles de estrés en reposo de las ratas fueron uno de los predictores más importantes de si accederían o no a la droga.
Otro factor predictivo, según el estudio, fue una menor capacidad para realizar tareas que ponían a prueba su flexibilidad cognitiva, es decir, su capacidad para adaptarse a un cambio de rutina.
“Digamos que siempre estacionas tu coche… en el mismo estacionamiento, y todos los días vas a ese estacionamiento una y otra vez. Y de repente ese estacionamiento cierra… y ahora tienes que mudarte a un nuevo estacionamiento”, explicó Hill.
“Por lo tanto, el proceso de cambiar tu comportamiento requiere que desaprendas la regla original y aprendas la nueva regla”.
Cuando los investigadores modelaron este tipo de escenario en las ratas, aquellas que obtuvieron peores resultados en las tareas de flexibilidad también fueron más propensas a auto-administrarse cannabis.
Margaret Haney, profesora de neurobiología de la Universidad de Columbia y directora del Laboratorio de Investigación sobre Cannabis, dijo que este estudio “avanza significativamente el campo” al probar qué factores de comportamiento y biológicos individuales pueden predecir si las personas buscarán o no cannabis.
“El cannabis ha sido un desafío durante mucho tiempo, ya que es ampliamente utilizado por los humanos, pero históricamente ha sido difícil de modelar de manera confiable en animales”, dijo Haney, quien no participó en este estudio en particular.
También ofrece una hoja de ruta para futuros estudios que podrían reducir en última instancia el riesgo de un consumo problemático de cannabis, añadió.
Hill dijo que está motivado para avanzar en lo que él y sus coautores han aprendido de esta investigación. Después de probar cómo aumenta el consumo de cannabis con niveles más altos de estrés en reposo, su próximo objetivo será investigar qué sucede cuando los animales están expuestos a factores estresantes externos.
