Cada vez más snacks con sabor a verduras están apareciendo en el mercado para bebés menores de un año, junto con leches infantiles y potitos. Estos productos, a menudo vendidos en envases similares a las patatas fritas e incluso en farmacias, se promocionan como adecuados para el desarrollo infantil, aunque en realidad son versiones reformuladas de snacks para adultos diseñados para disolverse rápidamente en la boca. Su base se compone de cereales extrusionados altamente procesados que fomentan el picoteo entre comidas.
El engañoso éxito del argumento de las verduras
Las recetas suelen destacar la presencia de verduras, lo que tranquiliza a los padres. Sin embargo, estos productos contienen, en la mayoría de los casos, cantidades mínimas de verduras en forma de polvos o extractos. Por ejemplo, según la revista “60 Millions de Consommateurs”, los Veggie Straws con sabor a verduras de Kiddylicious contienen solo un 0,4% de tomate en polvo, un 0,3% de espinacas y un 0,4% de col rizada en polvo. Por lo tanto, el aporte nutricional real de verduras es muy bajo y no se puede comparar con el de los purés o los alimentos frescos.
Un mercado en plena expansión
El mercado de los snacks para bebés, ya bien establecido en los países anglosajones, está creciendo en Francia. Un estudio reciente muestra que uno de cada diez padres da regularmente galletas saladas a su hijo pequeño. Los fabricantes explican este desarrollo por el consumo temprano de snacks en los niños y buscan ofrecer versiones presentadas como más adecuadas.
Productos ultraprocesados y muy energéticos
La mayoría de los snacks analizados son ultraprocesados. Presentan un alto contenido calórico – “mes 1ers Soufflés Carotte/Butternut & Tomate, de Blédina, contienen 433 kcal/100 g!” – y se encuentran entre los alimentos para bebés más salados, a pesar de respetar los límites reglamentarios. Su perfil nutricional es poco compatible con una alimentación equilibrada desde una edad temprana.
Una textura que favorece el picoteo
Su textura esponjosa y crujiente se derrite rápidamente en la boca y no permite una buena percepción de la saciedad. El niño puede consumirlos sin sentir la sensación de haber comido, lo que lo acostumbra a comer sin hambre. El aprendizaje de la regulación del apetito se construye desde los primeros años y condiciona el equilibrio alimentario futuro.
Fuente: Apéros pour bébé : alerte sur la malbouffe des tout-petits | 60 Millions de Consommateurs
