Tras el entusiasmo, en ocasiones caótico, en torno a la inteligencia artificial en 2024 y 2025, se espera que 2026 marque su etapa de madurez. Menos expectación, mayor utilidad práctica. La IA dejará de ser un fin en sí misma para convertirse en una capa invisible que conecta servicios, dispositivos y datos, simplificando las tareas cotidianas. El objetivo ya no es utilizar más tecnología, sino necesitar pensar menos en ella.
El análisis de informes de tendencias de consultoras como Gartner y la observación de las estrategias de los principales actores tecnológicos revelan un patrón claro: la innovación se acerca al usuario, se adapta a su contexto y se integra en las rutinas existentes. En lugar de exigir un aprendizaje constante, operará en segundo plano, pero con un impacto real.
Estas son cinco tecnologías que, en 2026, deberían comenzar a marcar esa diferencia de forma tangible.
Agentes de IA: de la conversación a la acción autónoma
La inteligencia artificial generativa está evolucionando hacia algo más ambicioso: agentes capaces de actuar de forma autónoma en nombre del usuario. En lugar de simplemente responder a preguntas, ejecutarán tareas completas – programar reuniones, gestionar gastos, planificar viajes o comparar servicios – atravesando diversas aplicaciones con una única instrucción. Se espera que asuman un papel cada vez más central en la experiencia del sistema operativo, especialmente en dispositivos móviles.
A miniaturização da tecnologia está a permitir desenvolver óculos de realidade aumentada mais leves e fáceis de usar. Estes aparelhos serão capazes de nos dar informações contextuais sobre o ambiente em nosso redor, fazer traduções em tempo rela e ajudar-nos em vários tipos de tarefas
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En la práctica, funcionarán como intermediarios digitales que se encargarán de la burocracia invisible del día a día. La ventaja más evidente es el tiempo: menos clics, menos decisiones repetitivas, menos tareas administrativas. Sin embargo, esta comodidad exige un acceso profundo a datos personales, incluyendo información financiera y profesional, lo que convierte la confianza, la seguridad y la transparencia en factores críticos para su adopción.
Computación espacial ligera: información integrada en el mundo real
La realidad aumentada finalmente comienza a liberarse de su estatus de curiosidad tecnológica. En 2026, la combinación de componentes más pequeños, procesadores más eficientes y baterías más duraderas debería permitir el uso cotidiano de gafas inteligentes.
En lugar de experiencias inmersivas, la apuesta está en la información contextual: indicaciones de navegación superpuestas al entorno real, traducciones instantáneas durante conversaciones o subtítulos en tiempo real. Todo ello sin alejar al usuario del mundo físico, ni depender constantemente del smartphone. Los precios iniciales probablemente se mantendrán elevados, pero la utilidad práctica podría acelerar su adopción, especialmente en contextos profesionales, movilidad urbana y accesibilidad.
Baterías de estado sólido: autonomía y seguridad reforzadas
La evolución de las baterías es menos visible, pero a menudo más transformadora que los nuevos procesadores o pantallas. Las baterías de estado sólido prometen ser uno de estos avances estructurales. Al sustituir el electrolito líquido por un material sólido, ofrecen una mayor densidad energética, una mayor longevidad y niveles de seguridad superiores.
As baterias de estado sólido deverão começar a chegar ao mercado neste novo ano. Estes sistemas de armazenamento de energia têm muitas vantagens, como maior capacidade e maior longevidade
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En 2026, esta tecnología debería comenzar a llegar a dispositivos de consumo de gama alta, además de algunos vehículos eléctricos. El impacto se sentirá en varios frentes: smartphones más delgados, ordenadores portátiles con autonomías significativamente superiores y una menor degradación a lo largo de los años. Para los consumidores que valoran la durabilidad, será un argumento de compra decisivo.
Salud predictiva y el “gemelo digital” personal
Los wearables están evolucionando de simples monitores a plataformas de salud personalizadas. Con sensores más avanzados y modelos de aprendizaje automático, construirán una representación dinámica del cuerpo del usuario – un “gemelo digital” capaz de detectar patrones y anticipar riesgos.
Al cruzar datos como la variabilidad de la frecuencia cardíaca, la temperatura de la piel, la oxigenación de la sangre y la calidad del sueño, estos sistemas pueden señalar estados de fatiga, estrés elevado o el inicio de una infección antes de que aparezcan síntomas claros. No sustituyen a los médicos ni a los diagnósticos clínicos, pero introducen un nuevo paradigma de monitorización continua y predictiva. La privacidad de los datos biométricos y la correcta interpretación de la información siguen siendo desafíos centrales.
Os wearables como relógios inteligentes ou auriculares associados a algoritmos de IA vão ser capazes de ajudar a antecipar problemas de saúde
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Trazabilidad digital: la autenticidad como base de la confianza
En un ecosistema saturado de imágenes, vídeos y audios generados por IA, la verificación de la autenticidad se vuelve crítica. En 2026, normas como la C2PA deberían estar integradas de forma nativa en cámaras, smartphones y software de edición.
Estas tecnologías funcionan como una “tarjeta de identidad” de los contenidos digitales, registrando el origen, el contexto de captura y las modificaciones posteriores a través de firmas criptográficas. Las plataformas y los navegadores podrán indicar si un contenido es verificable o si ha sido manipulado. No impiden la creación de falsificaciones, pero proporcionan una base técnica para restaurar la confianza en el espacio digital.
Más que un año de gadgets revolucionarios, 2026 debería estar marcado por la integración inteligente. La tecnología con mayor impacto será aquella que se vuelve casi invisible – no porque desaparece, sino porque funciona mejor, con menos esfuerzo del usuario.
